Atrás quedan los tiempos en los que los CEOs, o persona con mayor autoridad dentro de una organización de trabajo, se pasaban el día entre las cuatro paredes de su despacho. Desde ahí dirigían el trabajo de sus empleados. Eran la máxima autoridad de la empresa, aquella que no trabajaba codo con codo con sus subordinados.
Los tiempos han cambiado, al igual que los espacios de trabajo. Cada vez son más frecuentes los CEOs sin despachos, una práctica que optimiza el trabajo y la adaptación al entorno en el que se desarrollan las actividades y una mayor productividad. Es una práctica que durante años ha llevado a cabo Steelcase, investigando cómo mejorar el entorno de trabajo. “Lo que se consigue con un espacio adecuado es que los trabajadores estén más integrados y tengan un mayor grado de compromiso con la compañía”, explicó su presidente y consejero delegado en España y Portugal, Alejandro Pociña, a Diario Financiero el fin de semana pasado.
“La clave está en darle al empleado la libertad de poder elegir el espacio que mejor se adapte a la actividad que esté realizando en ese momento. Realmente, de lo que se trata es de entender el tipo de actividad que se genera ahí, cuáles son las necesidades, qué cantidad de tiempo estamos colaborando con personas, qué cantidad de tiempo necesitamos estar concentrados, cuánto tiempo trabajamos en equipo, con cuántas personas solemos trabajar, etc. y en función de eso hacer un diseño específico de las oficinas o la organización que sea”, añade.
Esta organización del espacio y sacar al CEO de su despacho viene de la idea de primar la productividad del trabajador y sus objetivos conseguidos, no el número de horas que el empleado permanezca en su silla. Además, ofrece la visión del CEO como un líder, y no como un jefe, que comparte sus quehaceres y está disponible.
Dos formas de organización
La empresa de fabricación de mobiliario para espacios de trabajo, Ofita, explica dos formas de optimizar el espacio. La primera propuesta pasa por crear para el CEO un lugar similar al del resto de trabajadores, el cual fomente la comunicación y le haga accesible a todo el mundo. La otra es disponer de un espacio personal y diferenciador respecto al resto de empleados pero en consonancia con ellos, con una mesa más alejada y en un ambiente más grande con una mampara que le dé privacidad pero sin llegar a aislarlo de todo.
El objetivo es fomentar el trabajo en equipo pero que también se pueda acceder al CEO de forma constante.
Todo esto recae en que el despacho del CEO está en las redes sociales y no en un rincón más elevado y distante del resto de la oficina. Aun con todo, también tiene un espacio personal para realizar llamadas privadas y reuniones.
Fomentar el trabajo en equipo y combatir el estrés
Organizar el espacio en función de las necesidades genera beneficios directos. Y es que estas soluciones aportan más beneficios a la empresa y al trabajo de los empleados, que ven reducirse sus niveles de estrés.
Y es que altos niveles de estrés, los cuales padecen muchos trabajadores, limita la capacidad laboral de los empleados y por lo tanto la productividad.
“Sólo el 56 por ciento de los trabajadores contestan que su entorno de trabajo les permite estar relajados. Por otra parte, un 54 por ciento responde que no son capaces de trabajar en equipo sin ser interrumpidos”, explica Pociña a Diario Financiero.
Para relajarse, Pociña propone también una sala de descanso, similar a la que tienen los controladores aéreos. Sobre ello manifiesta que “es un espacio en donde pueden recargar las pilas”, a lo que añade que “cuando se está en un entorno en el que no se permite hacer la actividad de una manera relajada y tranquila, se van acumulando esos tipos de estrés y posiblemente las necesidades de que haya este tipo de salas significa que el resto del espacio está bien diseñado”.