Después de dos años de negociaciones y a cuatro meses de la salida definitiva del Reino Unido de la Unión Europea, Londres y Bruselas han alcanzado un preacuerdo para desarrollar por fin el divorcio.
El principal problema para romper con la Unión definitivamente era la frontera de Irlanda del Norte con la República de Irlanda, ya que una frontera dura podría provocar la ruptura de los Acuerdos de Paz del Viernes Santo.
La opción de una frontera más flexible es una posibilidad que se ha puesto encima de la mesa y de ahí que se haya alcanzado un principio de acuerdo para desatascar el proceso.
La primera ministra británica, Theresa May, ha explicado uno a uno a sus ministros ese preacuerdo, y se prevé que haya ciertos miembros del Gobierno que no acepten estas condiciones. Además, el Parlamento británico y los Parlamentos de los 27 de la UE deberán también ratificar este preacuerdo.