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El sector automotor ve “imposible de cumplir” el fin del diésel y la gasolina en 2040

La Asociación Nacional de Comerciantes de Vehículos (Ancove) calificó este miércoles de “imposible de cumplir” la propuesta del Gobierno de prohibir la venta y la matriculación de coches y furgonetas con propulsión a diésel y gasolina en 2040, y reclamó al Ejecutivo “un debate sosegado” con el sector de la automoción que incluya también a los compraventas.

“En muchas ocasiones, los políticos viven más en el mundo de los deseos que de las realidades. El anuncio del presidente del Gobierno de prohibir la venta de vehículos movidos por combustibles fósiles a partir de 2040 es un canto de sirenas, pues se exige a los fabricantes que sean capaces de desarrollar una tecnología a unos precios que hoy están lejos de ser capaces de poner en el mercado”, declaró en un comunicado Elías Iglesias, presidente de Ancove.

Ancove puso en duda la prohibición de los motores de combustión porque, según Red Eléctrica Española, el sistema eléctrico actual es capaz de asumir seis millones de vehículos eléctricos cuando el parque actual supera los 30 millones, de manera que habría que aumentar la generación eléctrica “con el consiguiente impacto ambiental y visual si se opta por energías alternativas, con una capacidad de generación limitada por el espacio que precisa la energía eólica y la solar”.

Además, recalcó que “España se quedará descolgada de la industria del automóvil” porque la tecnología de las baterías está hoy mayoritariamente en manos de productores asiáticos, especialmente japoneses aunque también chinos. “Europa se quedará descolgada de esta carrera y exigirá a las empresas de automoción unas inversiones multimillonarias para poder seguir la estela de sus competidores japoneses”, añadió.

Por último, Ancove vaticinó que “la movilidad se encarecerá tanto por el coste de los nuevos vehículos, pero también por la nueva infraestructura y generación eléctrica que requeriría un parque totalmente eléctrico, con unas inversiones ingentes que las empresas eléctricas repercutirán sobre el precio de la electricidad”.

“El coche se encarecerá hasta convertirse nuevamente en un bien de lujo limitado a ciertas capas sociales, retrocediendo en la democratización de la movilidad que tanto costó conseguir”, concluyó.

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