Si hay un dulce típico de Semana Santa es la torrija, un postre de origen popular realizado a base de pan frito que, por la sencillez de sus ingredientes, se ha convertido en el alimento perfecto para comer durante estos días tan especiales como familiares.
En ocasiones no nos lanzamos a la cocina porque por desconocimiento pensamos que este dulce es mucho más complicado de preparar que lo que realmente es. Leche, pan, huevos y un chorrito de almíbar dulce -además de ganas de disfrutar de esta delicia- es lo único que necesitamos. De la mano de Pazo de Vilane te damos la receta para lograr las recetas de toda la vida, y te descubrimos 5 curiosidades de uno de los postres más consumidos en nuestro país en Semana Santa.
1. Origen milenario. El origen de la torrija parece remontarse a la época de los romanos. En este sentido, se han encontrado referencias a una receta del siglo I d.C. de una receta muy similar a partir de una tostada o galleta, leche, aceite y miel.
En toda España se hicieron muy populares en la Cuaresma. El pan, la leche y los huevos proveían de energía a los labradores y eran ingredientes asequibles para los más humildes.
2. Una receta perfecta de aprovechamiento. A la hora de elaborar este postre, hay quien prefiere el pan especial para torrijas, pero lo cierto es que la receta sale también muy rica con pan del día anterior. De hecho es una excelente receta de aprovechamiento, económica y sana con ingredientes naturales, además de riquísima.
3. Un postre para el posparto en el siglo XVII. Según afirman algunos escritos, allá por el año 1600 la receta de la torrija se utilizaba para aliviar a las parturientas y para favorecer su recuperación tras el parto.
Asociar la Cuaresma y la Semana Santa fue un tiempo después, aunque no se sabe la fecha exacta. Aunque son muchos los expertos que creen que se debía a la necesidad de aprovechar el pan sobrante durante el tiempo en que no se podía comer carne.
4. Ideales para el desayuno, la merienda y el postre. Si preparas muchas y las guardas en la nevera (solas, sin vino ni almíbar) puedes aprovecharlas como excelente tentempié de los niños para el recreo. También les encantarán en el desayuno o en la merienda, y son mucho más sanas que los cereales, las galletas o la bollería industrial.
5. En España y en más países. Pese a lo que se pueda creer, la torrija no es un dulce exclusivo de España. Aunque versionadas y adaptadas a los gustos locales, hay otros países que tienen sus «propias» torrijas. Un ejemplo de ello es Grecia con su «Avgofeta», las «Fotzelschnitten» suizas, las «Fatias» de Portugal o la tostada francesa en Francia.
RECETA DE LAS TORRIJAS TRADICIONALES
Ingredientes
2 barras de pan para torrijas
2 huevos camperos
150 gr. de azúcar (aprox)
150 ml. de agua
1 cucharada de miel
Una o dos cucharadas de vino dulce, mistela o anís (opcional)
1 litro de leche
Cáscara de limón, naranja o lima (la que prefieras)
Una ramita de canela
Vainilla (en rama o en esencia)
Aceite de oliva 0,4 para freír
Elaboración
Elabora un almíbar con unos 100 gramos de azúcar y una cucharada de miel. Calienta a fuego lento hasta que tome un bonito color dorado.
Con mucho cuidado (para evitar salpicaduras que podrían quemarte) añade el agua.
Si las torrijas no son para niños, incorpora un par de cucharadas de vino dulce o anís. En tal caso, sube el fuego hasta que se evapore el alcohol y la mezcla esté espesa.
Retira el almíbar del fuego y deja que se enfríe.
Por otro lado, calienta en una cazuela 1 litro de leche. Añade la cáscara de limón o naranja, 50 gramos de azúcar, una rama de canela y la vainilla.
En cuanto rompa el hervor, retira del fuego y deja reposar hasta que esté casi fría, para que se infusione la leche.
Mientras, ve cortando las rebanadas de pan y mójalas en la leche.
Bate dos huevos camperos, escurre ligeramente las torrijas y ve pasándolas por los huevos batidos.
Fríelas en abundante aceite de oliva suave (0,4), para que las torrijas puedan flotar. En cuanto cojan un color dorado bonito, dales la vuelta.
Saca de una en una y escurre en papel de cocina absorbente.
Una vez escurridas, colócalas todas en una bandeja e incorpora el almíbar, que deberá estar frío.