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Escapadas en solitario; 7 destinos perfectos para desconectar de todo

Independencia, sensación de libertad, mayor flexibilidad, búsqueda de una experiencia de introspección y autoconocimiento, o la posibilidad de encontrar mejores combinaciones en vuelos y alojamientos. Hay decenas de motivos por los cuales una persona decide hacer un viaje sola. Muchos dudan de qué destino escoger, cuál sería la mejor opción para escapar de la rutina y el estrés y dedicarse tiempo a uno mismo. Estas son algunas de las ideas que todo aventurero debería anotarse en su cuaderno de viajes.

Una escapada al último paraíso del Mediterráneo

Menorca es una isla ideal para recorrerla sin reloj, sin prisa y sin nadie alrededor marcando horarios. Sus calas de agua azul turquesa; cualquiera de sus pueblos en los que resulta apetecible perderse por las calles buscando detalles y rincones sorprendentes; el magnífico legado talayótico, flamante Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; y una gastronomía premiada y reconocida internacionalmente, son solo algunos de sus reclamos más llamativos. Menorca es uno de esos destinos en los que pasar desapercibido y dedicarse a la contemplación y admiración de una tierra diferente, en la que sus propias gentes toman para sí mismas ese estilo de vida ‘slow’.

Formentera: las mejores esencias se guardan en frascos pequeños

La pequeña de las Pitiusas es la postal idílica que muchos viajeros que se embarcan por su cuenta a la aventura ansían buscar. Los atardeceres en esta isla son algo que merece la pena vivirlo in situ. Cuesta creer que haya más de una treintena de rutas verdes en un espacio tan reducido, y eso le confiere un valor altísimo. El viajero no se cansa nunca de recorrer senderos en los que se topará con miradores sobrecogedores, restos del legado histórico de la isla, y sobre todo silencio, calma y recogimiento. También es de obligado cumplimiento sentarse en la terraza de algún bar de la plaza de cualquiera de sus pueblos y pasar las horas muertas escuchando y siendo testigo del día a día de sus vecinos.

Teruel existe… ¡Y de qué manera!

Una constante que se repite mucho en los viajeros que llegan por primera vez a Teruel es el escepticismo, el no saber qué les puede dar una provincia a priori desconocida para el gran público. La realidad es que esta provincia hace las delicias de los que buscan una gastronomía de calidad, con productos como el ternasco, la trufa o el jamón. También está repleta de parajes que regalan instantáneas para el recuerdo, e incluso, es posible recorrer por carretera ‘La ruta del silencio’, un recorrido para hacerlo con calma y deteniéndose en cada rincón único.

Las Vega y Alcarria Madrileña, oasis a menos de una hora de la capital

En el sudeste de la Comunidad de Madrid, al amparo de unas fértiles y verdes vegas, 32 pueblos desarrollan su día a día. Son pueblos que han crecido y se han desarrollado dejando una impronta fabulosa en lo que respecta al patrimonio cultural, religioso y arquitectónico. Perderse en estos pueblos es un capricho que darse de vez en cuando o quizá hacer lo propio en cualquiera de sus vías verdes, donde a pie o pedaleando, el viajero siente esa sensación de libertad que muchas veces busca en su frenético día a día.

Llerena, el encanto y calor extremeño condensado en un pueblo

Hay quienes prefieren llegar a un destino que aglutine todo lo que les emociona y les hace felices sin tener que volver a estar pendientes de desplazamientos. Llerena es una opción inmejorable, ya que aúna un patrimonio histórico envidiable, con iglesias, casas señoriales y restos de sus, en otro tiempo, magníficas murallas. También es un destino orgullosamente rico en gastronomía, donde los derivados del cerdo son la roca de guía de una cocina humilde, pero hecha desde el corazón. No faltan tan poco esos momentos de silencio por unas calles difíciles de olvidar por su encanto y su indudable belleza.

Ría da Estrela, un muestrario de emociones

En la provincia de A Coruña existe un lugar en el que los paisajes, los pueblos rebosantes de historia y las vidas y vivencias de las gentes que allí habitan se dan la mano conformando un destino irrepetible. Caminar por los cascos históricos de ciudades como Muros o Noia, disfrutar y descubrir las iglesias de gótico marinero, echar la vista atrás recorriendo el castro de Baroña o perder la noción del tiempo sentado a contemplar el Atlántico en la playa de As Furnas… No hay experiencia en esta ría que no sume recuerdos imborrables en el imaginario del visitante.

Un camino que marca para siempre

Quienes han realizado el Camino de Santiago Francés por Galicia no han vuelto a ser los mismos en su día a día. La cantidad de vivencias, de recuerdos y de momentos inolvidables que fueron compilando a través de un trayecto que empieza en el corazón de El Bierzo, con cuatro pueblos, más 11 concellos de Galicia, les dejó una marca muy importante en el corazón. Paisajes cambiantes, pueblos que viven exclusivamente para el Camino, abrazando a los peregrinos y transmitiéndoles su calor y hospitalidad. Viajando solo es como más se aprecia ese cariño y dedicación de unos vecinos orgullosos de mostrar su pueblo y sus tradiciones al peregrino fatigado, pero contento y agradecido.

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