La selección española masculina de fútbol ha ganado este domingo a Suiza (1-4) en Ginebra en la segunda jornada del Grupo D de la Liga de Naciones de la UEFA, en un partido en el que tuvo que aguantar el ‘chaparrón’ climático y el verse en inferioridad en el minuto 20, para dar una lección de buen juego, primero, y de efectividad después para lograr una victoria importante a domicilio y seguir la estela del líder Dinamarca, el siguiente rival.
España supo sufrir para aguantar en inferioridad desde el minuto 20, cuando el central Robin Le Normand vio la roja directa. De hecho, apenas sufrió atrás, quizá demasiado en acciones a balón parado pero casi nada en jugadas hiladas de ataque helvético. Y, en ataque, estuvieron muy acertados para irse a esos cuatro goles y lograr una goleada en inferioridad, a domicilio y calados por la lluvia suiza.
Gran victoria para el equipo español, con un Luis de la Fuente inteligente en la banda que supo leer muy bien el devenir de un partido lleno de cambios, marcado por esa expulsión pero también por un gran arranque del equipo español, que esta vez sí mostró su mejor versión; la que les llevó a ganar la Eurocopa 2024 y anteriormente a ganar esta Nations League que ahora defienden. No tuvo el balón España, pero sí jugó casi perfecto las cartas que se vio obligada a usar.
En un campo con un césped en malas condiciones, empeorado por esa lluvia constante, España vio peligrar su victoria con esa expulsión y cuando Suiza logró el 1-2 y metió a los españoles en su área. Ahí pintaba mal la cosa, pero España reaccionó. No con su mejor fútbol, hablando de un juego asociativo de control, pero sí con un juego directo muy preciso y acertado. En saber mudar la piel estuvo la clave del éxito.
La primera ocasión de peligro del partido fue para España, en el minuto 3, cuando Nico Williams realizó su primera internada desde la izquierda y centró para que Joselu, esta vez titular en lugar de Ayoze, pusiera a prueba al portero suizo Gregor Kobel. Pero en la siguiente jugada España ya no perdonó.
Desde la derecha, con un Lamine Yamal que sigue en estado de gracia, llegó el gol que abrió la lata tras un caracoleo del extremo del Barça que Joselu remató a gol, pese a que Kobel llegó para intentar sacar un balón que entró por completo.
Apenas 3 minutos después del gol de Joselu, Suiza logró recuperar la igualada gracias a una acción de Embolo, que la puso de forma perfecta desde la izquierda con el exterior de su pierna derecha para que Becir Omeragic rematara a placer. Pero, en el arranque de la jugada, hubo una mano de Freuler que el VAR vio y el colegiado bosnio Irfan Peljto anuló el gol.
Y de ese susto se pasó al 0-2, obra de Fabián Ruiz en el minuto 13 y confirmando la buena pegada del equipo de Luis de la Fuente en Ginebra. En menos de un cuarto de hora, tres llegadas a puerta y dos goles para coger una gran ventaja inicial. En el gol, Fabián recogió de primeras, en una volea con la zurda, el rechace de Kobel a tiro de Nico Williams, que recortó hacia adentro en el interior del área antes de obligar al meta suizo a intervenir. Pero no pudo hacer nada en la segunda tentativa española.
Todo cambió en el minuto 20, cuando por falta sobre Embolo, que se iba solo hacia la portería defendida esta vez por David Raya, Le Normand vio la roja directa, secundada por el VAR al no haber fuera de juego del delantero suizo. Y en la falta directa tras la expulsión, Suiza pudo recortar diferencias pero el disparo de Amdouni se estrelló en el larguero, con Raya vendido. Respiró España, que sabía que tenía que jugar 70 minutos en inferioridad pero que, por lo menos, retuvo el colchón de los dos goles de renta.
Tuvo que mover ficha Luis de la Fuente, que optó por quitar a Pedri para dar entrada al central del Athletic Club Dani Vivian, para mantener así el doble pivote que formaban Rodri y Fabián Ruiz, pero dejando algo más descolgado arriba a Joselu. Aún así, el delantero español tuvo el 0-3 en sus botas tras un enésimo rechace de la defensa suiza, pero el capitán Akanji intervino, preciso, para evitar el tercer tanto español.
David Raya estuvo muy bien para desviar a córner un tiro con rosca de Rubén Vargas, pero en el saque de esquina Embolo tocó en el primer palo y en el segundo, sin marca, apareció Zeki Amdouni para, a poco para el descanso (41′), recortar diferencias para Suiza.
ESPAÑA, UN FRONTÓN LETAL EN LA SEGUNDA PARTE
Nada más empezar la segunda parte, Suiza marcó pero de nuevo, como la pasó en la primera mitad, le anularon el gol. Esta vez porque el balón, en un saque de esquina, salió en su vuelo antes de que marcara el equipo dirigido por Murat Yakin. España estaba destinada a sufrir, pese a que De la Fuente buscó aire dando entrada a Ferran Torres por un Lamine Yamal que se mostró fatigado al final de los primeros 45 minutos.
Poco después, Yeremy Pino y Martín Zubimendi entraron por Nico Williams y Rodri para, con esa misma finalidad, permitir a España seguir con alto tono físico y no sucumbir ante una Suiza que con el pase de los minutos iba apretando más y más arriba. Y poco después Rakin respondió dando entrada a Fabian Rieder y Vincent Sierro, para dar más mordida a los helvéticos, que pese al tanto anulado poco peligro creaban en la reanudación.
Y pese a que las entradas al campo de Joel Monteiro y Kwadwo Duah intentaban ahogar a España bajo ese aguacero de Ginebra, fue España la que en dos contras calló al Stade de Genève en apenas tres minutos, del 77′ en el que marcó Fabián Ruiz –doblete antes de pedir el cambio– al 80′ en el que ‘sentenció’ Ferran Torres. Ambos goles en buenas contras rápidas tras recuperación de unos españoles que sufrieron meterse atrás y sellar, con mucho acierto, una merecida victoria.
No salieron líderes de Ginebra los españoles, por el segundo triunfo de Dinamarca ante Serbia (tras ganar a Suiza en la primera jornada), pero sí reforzados antes de medirse a los escandinavos. De momento, triunfo de prestigio en Suiza, jugando más de 70 minutos en inferioridad y con una pegada que, de seguir así, dará más alegrías a los jugadores de Luis de la Fuente, que supo mover bien el banquillo para mantener siempre a los suyos dentro de la pugna.