La reforma laboral se critica en ocasiones, pero es buena a la hora de resolver algunos conflictos
La situación en España, aunque está avanzando, no ha alcanzado su plenitud. En materia laboral, está a años luz de otros países con medidas que favorecen el empleo y la contratación. Sin embargo, implantar esas políticas en nuestro país es una materia casi imposible en la actualidad. El Presidente de Sagardoy Abogados, Íñigo Sagardoy, afirmó esta mañana en la jornada ‘Una mirada crítica a la reforma laboral’, que cambiar el modelo español por otros que se emplean en el extranjero no funcionaría debido a la cultura e historia de España, además de que no tiene la capacidad económica necesaria.
La cultura española busca la seguridad laboral. Los recién licenciados buscan un trabajo fijo y tienen miedo a explorar, arriesgarse y tomar decisiones. Lo primero que hay que hacer para prosperar es asentar las bases de la reforma laboral, para luego aplicarla y hacer retoques en ella una vez asentada, mantiene Sagardoy.
Una solución a este problema sería simplificar el régimen de contratación. Actualmente, existen múltiples contratos con características diferentes entre ellos. Simplificar estos a uno o dos, con características similares, ayudaría a mejorar la situación laboral y evitar conflictos.
La actual reforma laboral ha sido motivo de disputas entre empresas y el colectivo de trabajadores. Se instauró como una medida para fomentar la contratación, pero la verdad es que “las reformas de por sí no crean empleo”. Así de contundente se ha mostrado David Díaz, socio director del área laboral de Baker&Mckenzie. Una afirmación que corroboró Íñigo Sagardoy cuando dijo que a veces se critica, pero a la hora de salvar conflictos es buena. En este sentido, manifiesta que la reforma laboral no crea empleo por sí mismo, pero aporta a la empresa un abanico de soluciones en situaciones de conflicto y discrecionalidad de la empresa, un punto que defiende Iván Gayarre, socio de Sagardoy Abogados.
El problema que las empresas miran en la actual reforma laboral es que la resolución final siempre queda en manos de un juez social, que interpreta y aplica la norma en función de su criterio personal y casi siempre en beneficio social.
El despido colectivo es expropiar empleo
El despido colectivo también estuvo presente en la jornada. Gayarre dice de este que significa “expropiar empleo” y que antes de llevar la causa a los tribunales es importante sentarse a negociar, ya que es el último recurso de la empresa. Y se dice que es el último recurso porque tiene un importante coste, tanto si se gana como si se pierde ante un juez. Para ilustrarlo, Gayarre puso como ejemplo a Coca-Cola, que tras la sentencia jurídica de readmitir a su plantilla afectada por el ERE, tiene que pagarles los salarios de todo el tiempo que transcurrió entre el despido y la sentencia, además de las jornadas de huelga, las cuales tienen un coste no solo económico, sino también reputacional para la compañía.
Este proceso es muy difícil y debe de estar supervisado por los directores de Recursos Humanos, los cuales deben que conocer a la perfección el coste de ese despido colectivo y la composición sindical de la empresa. En este sentido, insiste en que no hay que hacer las cosas deprisa y corriendo, aportando al trabajador toda la información precisa y de forma comprensible. Para ello, es importante tener un correcto informe elaborado por expertos que puedan defender las causas en el juicio.
Un ejemplo de negociación colectiva
En la jornada también estuvo presente Rogelio Iglesias, director de Recursos Humanos de KFC Iberia. El ponente defiende la reforma laboral manifestando que si no fuese por ella, la compañía de restauración no estaría presente en nuestro país.
KFC volvió a España en 2011, en plena crisis económica. Las ventas era bajas respecto a otros países y, en consecuencia, también lo eran las ganancias. En vez de tomar otras medidas, Iglesias optó por sindicalizar la empresa y trabajar en la creación de un convenio colectivo beneficioso tanto para la empresa como para los trabajadores. Para ello, se crearon una serie de puntos comunes a los intereses de ambas partes, algo que se consiguió porque el convenio fue aprobado por unanimidad.
La negociación fue la principal causa del acuerdo, algo en lo que suspende España, porque nuestra cultura no sabe negociar, sino que se basa en imponer.
Yasmina Pena