Estrés, ansiedad y desánimo, consecuencias de la pandemia sobre la juventud española

La pandemia provocada por la Covid-19 ha afectado en el estado anímico de la juventud, aumentando sus fuentes de estrés, especialmente por el trabajo y/o estudios y por la situación económica. También ha aumentado las sensaciones negativas de este colectivo en lo que respecta a la incertidumbre, la ansiedad y el desánimo.

Esta es una de las conclusiones del estudio ‘Género, Vivencias y Percepciones sobre la Salud’, realizado por Fundación Mutua Madrileña y Fad, a través del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, y presentado este 20 de mayo.

El informe refleja el estado de salud, bienestar y malestar de la población joven, sin pretender desvelar y definir diagnósticos médicos, psicológicos o psiquiátricos, como precisan sus impulsores. Se llevó a cabo en julio de 2020 con una muestra de 1.200 personas de entre 18 y 29 años.

El estudio permite extraer conclusiones sobre cómo el confinamiento de la primavera de 2020 ha cambiado la percepción de la juventud española. En ese momento, y comparado con 2019, los jóvenes se sentían menos solos que el año anterior (un 30% no se ha sentido solo frente al 15% del año anterior), pero se había disparado su estrés o ansiedad.

Tras el confinamiento, en el mes de julio, se observa un aumento de las sensaciones negativas, destacando la incertidumbre (28,9%, y 1,7 puntos más que en el mes de marzo), la ansiedad (22,6%, y 10,5 puntos de crecimiento en pocos meses) y el desánimo (19,5%, 9,6 puntos más).

La convivencia forzada y la imposibilidad de relacionarse de manera presencial redujo la satisfacción de los jóvenes con sus relaciones interpersonales, que, en una escala de 0 a 10, bajan 7 puntos entre 2019 y 2020.

El estudio también aborda cómo percibe la juventud la igualdad de género que, a su juicio, sigue siendo una asignatura pendiente en España según la percepción de más de la mitad de los encuestados (56%) que percibe que la desigualdad entre sexos sigue siendo «grande» o «muy grande» en toda la población.

Así, son más las mujeres las que consideran que la brecha en igualdad es grande o muy grande (66,9%, frente al 44,7% de los hombres). Además, a medida que aumenta el nivel de estudios, la conciencia de desigualdad se agrava. En el colectivo juvenil, el porcentaje que percibe esta desigualdad como grande o muy grande se sitúa en el 44%, con un patrón diferenciador por género similar.

El sentimiento de discriminación personal en base al propio género no es muy alto aunque presenta diferencias entre hombres y mujeres: ellas se sienten más discriminadas en todos los indicadores que se les presentan, siendo relevante su percepción de falta de derechos y libertades y la mayor responsabilidad que sienten en las cargas familiares. Por grupos de edad, las mujeres de entre 20 y 24 años tienen mayor sensación de desigualdad. Además, ellas destacan mayoritariamente que el hecho de ser mujer les expone a situaciones de violencia.

Por su parte, los hombres señalan en mayor medida que ellas exageran con respecto a la discriminación de género aunque están de acuerdo, mayoritariamente, con que el hecho de ser hombre les hace más fácil triunfar en la vida.

La percepción de desigualdad también se traslada a la salud, pues aunque una amplia mayoría de los encuestados considera que su estado de salud es bueno o muy bueno (72,3%), la percepción negativa de la salud es más acusada entre las mujeres. Ellas, especialmente entre los 25 y los 29 años, creen que su salud es peor porque tienen más cargas y responsabilidades. Es decir, valoran más la explicación social, o la que tiene que ver con los autocuidados, que la biológica.

AUMENTA LA VIOLENCIA O ACOSO EN LA PAREJA

Sobre las experiencias de violencia o acoso en la pareja, que afectan a más de 3 de cada 5 jóvenes según el estudio, se constata que han crecido significativamente las prácticas de control personal de la actividad (del 14,2 al 25,7%) y del teléfono móvil (del 16% al 24,2%), así como decidir con quién puede hablar la pareja (del 12,2% al 16,1%) o impedir ver a los amigos/as (del 11,2% al 14,2%).

Estas experiencias son más frecuentes entre las mujeres y el informe destaca que un 15,6% de ellas confiesen haber sentido miedo en relaciones de pareja. El patrón de desigualdad de género en la vivencia de experiencias de violencia y acoso es transversal entre diferentes niveles de estudios y socioeconómicos.

De cara al futuro, los jóvenes mantienen sus esperanzas prácticamente estable, en torno al 30%, y emociones como la felicidad han aumentado ligeramente (24,2%, 1,4 puntos). Además, siguen confiando en que la situación general con respecto a su economía, trabajo o vida en general mejorará en el futuro y tres de cada cinco cree que en unos años su situación evolucionará a mejor. Este optimismo es mayor en las mujeres y desciende en ambos sexos conforme aumenta la edad, alcanzando cotas más bajas entre los 25 y 29 años.