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ExVITA, el escenario más pequeño del mundo

Por el sótano de ExVITA han pasado una multitud de bandas independientes. Lo que ve la gente es un concierto de unos quince minutos en un espacio mínimo. Y lo que hay detrás es una historia de amor por la música y las primeras veces. El espacio está diseñado para que los músicos se sientan como en el local de ensayo y tengan contacto visual, sientan el calor de sus acompañantes, que a veces están a su lado y otras, detrás de la cámara. Lo que busca el formato es que no tengan que esforzarse por romper con la cuarta pared, que está diluida cuando las cámaras comienzan a grabar. 

El proyecto comenzó su andadura hace tres años. Reyes Muñoz, directora de la revista ExPERPENTO y creadora de la plataforma ExVITA, siempre dice que todo empezó por un par de anécdotas y con un par de cámaras de segunda mano. Con ella hemos hablado de este proyecto que sueña con dar a conocer al mundo el gran abanico de propuestas que conforman el circuito musical independiente.

¿Qué es ExVITA?

ExVITA es un proyecto que nace para promover la música independiente en vivo. Grabamos conciertos en el sótano de nuestro local con la mejor calidad posible y los difundimos a través de YouTube. Nos esforzamos en mover esas grabaciones, intentamos que lleguen a quienes manejan las escaletas de los medios, a las agencias de comunicación, las agencias de management, a las personas que se dedican a programar en salas, etcétera, para que la grabación no se quede en eso, sino que sea una carta de presentación para las bandas: para que les salgan entrevistas, bolos, para que las saquen en Radio 3, para que puedan acceder a una persona que les lleve la prensa o una gira. 

Tenemos planes ocultos. Nuestro fin último es crear un gran archivo de música en vivo, que dentro de cinco o diez años nos haga sonreír porque albergue una de las primeras grabaciones de la Zahara o del Santi Balmes del futuro. Y la realidad es que las bandas que han pasado por nuestro sótano, y las que pasarán, son muy buenas. Y ya hemos tenido alguna alegría: tenemos ExVITAS de gentes con tanta proyección como Ainoa Buitrago, Guillem Roma, Maruja Limón o Paula Serrano.

¿De dónde surge la idea?

Un día, entrevistando a un músico para ExPERPENTO, nos pusimos a hablar de la Nochevieja y de ahí, saltamos a «Cachitos» y a preguntarnos sobre cómo harían el «Cachitos» en 2040. Ahí quedó la cosa. Las conversaciones banales tienen la costumbre de dejarme minas en la cabeza, y aquella charla me dejó una bien gorda, en plan: «todo esto tan raro que me encanta desaparecerá sin pena ni gloria. ¡No hay ni discos!«. Vale, estaban los conciertos de Radio 3 y cosas así, pero no había nada que se fuera a lo superindependiente, y por aquí no había ninguna iniciativa seria a lo Tiny Desk. Yo en aquel momento no conocía el Tiny Desk, lo que había visto fueron unas grabaciones de una revista que se llama Paste Magazine y que sigo desde hace mil años.

La idea era sencilla: música en directo real, con una mesa de directo, y con bandas a las que tenía el gusto de descubrir gracias a la revista y que no conocía ni Peter. Quería compartir con el planeta mis descubrimientos, las sensaciones de dar con una banda que te electriza y no solo a través de entrevistas, que mola mucho, pero no provocan eso. Escuchar por primera vez a Bewis de la Rosa, siendo consciente de que, posiblemente, soy una de las mil primeras personas que lo hacen es una sensación que comparó con el momento de «Abierto hasta el amanecer» en el que Salma Hayek se convertía en vampiro y decías, «ay mi madre». Haces boom. Quiero que el mundo haga boom con lo que yo encuentro en mi correo.

¿Ha sido fácil desarrollar el canal ExVITA?

No. Las dificultades llegaron en el instante en el que me imaginé el proyecto armado y con lacitos. Acababa de hacer una entrevista a Colectivo Panamera y sacaron la guitarra y se pusieron a cantar para mí. No era la primera vez y esos momentos eran un «tierra trágame«, me daban muchísima vergüenza. Pero a la vez, me parecían una pasada. 

Antes de plantearlo al equipo de ExPERPENTO, llamé a varias personas de la industria musical. Me enteré de cuál era el mínimo técnico viable, lo apunté a lápiz y entonces sí, se lo planteé a mi equipo. «¿Tú crees que vendrán a Las Rozas?«, «¿Tú crees que sabrás desarrollarlo?«, «¿Tú crees…?«. Tenía montado el estudio justo antes de la pandemia. El día en el que nos encerraron iba a venir Diego de Messura. Y una semana después me encontré en Instagram millones de grabaciones de músicos metidos en un armario de su casa. Pensé que la idea se iba a la porra, en plan, «la gente no va a querer ver un concierto en internet ni con amenazas». Así que, o hacíamos algo realmente especial o mejor ni lo intentábamos. Rediseñamos el espacio, metimos más tecnología, estudiamos la sonoridad, qué sé yo, debía ser una cosa distinta a un concierto desde el váter. Y funcionó. A día de hoy, la cosa crece, pero sigue sin ser fácil.

¿Cuáles son las claves para elegir a unas bandas y no otras?

El primer año fue sencillo, porque éramos nosotras quienes vendíamos el pescado, buscábamos bandas y se lo proponía. Ahora las bandas se ponen en contacto con nosotras y elegimos. Cada grabación tiene un trabajo muy bestia detrás: están las horas de grabación, está el trabajo de montaje, que ahora hace una directora de cine que se llama Marina Palacios. Estrenaremos su primer vídeo en octubre. Hemos invertido en equipo técnico y humano, invertimos en prensa para mover los conciertos, montamos las comunicaciones propias, etcétera. La música que grabamos merece todo eso y mucho más. Pero actualmente, los criterios de selección son muy estrictos y no tienen tanto que ver con la calidad musical sino con el valor que le dan las bandas a que les abramos esa puerta. Todavía no hemos dicho que no a nadie, pero sí hemos dejado grabaciones sin lanzar y otras las hemos movido lo justo. La música es algo muy serio que requiere alegría, ilusión, preparación, motivación… y si no lo ve quien la hace, pues nosotras no hacemos milagros. Ya hemos superado la etapa de desfondarnos a lo tonto y ahora solo vamos a lo loco con quien va a lo loco.

¿Nos hablas de los últimos vídeos estrenados?

Los dos últimos tienen en común a Víctor, de Promosapiens. Él es un entusiasta del formato ExVITA y de su mano han llegado Ciclocéano y Jiménez con Jota. Los primeros, Ciclocéano, son una propuesta de máxima calidad muy clásica: musicazos, una voz preciosa, potente, disruptiva y juguetona, con canciones muy bien trabajadas y una propuesta que está pensada para eléctrico que en formato acústico pone los pelos de punta. Esto, para mí es un misterio, grabó en acústico a bandas eléctricas y a veces, acaba pareciéndome mucho más bestia el acústico que el eléctrico. Esto me pasó también con Fanáticos, que se trajeron cuatro guitarras y me dejaron loca de amor. Jiménez con Jota es una propuesta fresquisima, los dos tienen una jeta de dimensiones épicas, que tiene sentido porque la cantante tiene una voz potente, llena de matices, que va del folclore al soul sin demasiadas preguntas y su músico es un cerebro que piensa en ritmos, notas y palos musicales. Están en la lucha por popularizar la copla electrónica y lo van a conseguir. Y por aquí han pasado gentes que me han emocionado al punto de hacerme llorar mientras grababa: Magalí Sare y Manel Fortià, Hirahi Afonso… Nuria, la maravillosa criatura que lidera Dear Leo, los Turgot… El canal ExVITA es como una caja de bombones.

Últimamente, en los videos, salen unos logos, ¿ExVITA cuenta con alguna ayuda o subvención?

Sí, y es lo que nos ha permitido invertir en equipo técnico, poder pagar a Marina Palacios y Paula Bañuelos en la parte más humana, contratar campañas de comunicación, etcétera. Ya no tenemos excusas para hacer las cosas muy bien. El proyecto quedó muy arriba, en el primer pliego de «aceptados» en la subvención para Aceleradoras Culturales de la Comunidad de Madrid financiada por el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de España – Fondos Next Generation. No deberíamos estar tan, tan agradecidas, porque el proyecto, modestia aparte, se lo merecía. Pero lo estamos, y mucho.

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