Muere Jesús Hermida, el maestro de las pausas

El periodista de 77 años ha fallecido a primera hora de la noche a causa de un infarto cerebral.

«Sentimental, descreído y escéptico», así se definía a si mismo el periodista Jesús Hermida, el maestro de las pausas.  Un infarto cerebral ha apagado la voz del hombre que habló con calma a la luna y que, además, nos lo contó allá por 1.969.

Onubense, hijo de pescadores estudió periodismo en la Escuela Oficial de Periodismo y en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid. Probablemente fue la llegada del hombre a la luna lo que hizo que su particular presencia y estilo a la hora de retransmitir pusiese su nombre en boca de todos los españoles, incluso de los que aún eran niños. Sin embargo, un año antes, Hermida ya apuntaba maneras desde la corresponsalía de Televisión Española en Nueva York que, huelga decir, se encargó de estrenar.

En TVE pasó más de once años de su vida y pudimos ver los cambios y movimientos de su peculiar flequillo. Después, la radio con «La Hora Cero», «Radio 80 serie oro» o «Viva la gente» pusieron el alma en su voz, o viceversa quizá. Pero ‘la caja tonta’ le atrapó de nuevo en 1.987 y desde la mesa «Por la mañana» se encargó de redescubrir a profesionales como María Teresa Campos y Javier Basilio. Y también de descubrir a «sus chicas», Nieves Herrero, Irma Soriano, Consuelo Berlanga o Miriam Díaz – Aroca.

Cinco años después pasó a dirigir Antena 3 Televisión cuyos estudios le retuvieron otra década. Después informativos de noche en Castilla la Mancha y más TVE  hasta que en 2.009 «Regreso a la Luna». Su última gran entrevista, la de la abdicación del Rey Don Juan Carlos, al que ya había entrevistado en enero de 2013 con motivo de su 75 cumpleaños.

«Resurgir». Fue la primera palabra radiada de un Jesús Hermida Fundador y Presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias de la Televisión. Un vocablo que seguro mañana será recordado por muchos a partir de las 12:00 en la capilla ardiente del Tanatorio de La Paz, en Tres Cantos (Madrid)-

«Vales tanto como tu primera obra».