Fernando Botana advierte sobre la influencia de la presión social en la adicción al sexo en adolescentes

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La adolescencia constituye una etapa de descubrimiento y exploración en la que la curiosidad y el deseo sexual se despiertan. Y esto, unido a la cultura popular y el contenido sexualizado al que los exponen los medios de comunicación, puede crear una presión social relativa al sexo, llegando a ocasionar una obsesión por el sexo (que resulta dañina tanto para su salud física como mental); e incluso a desarrollar una adicción al sexo

La obsesión por el sexo se manifiesta de diferentes formas, por lo que es importante reconocer los patrones de comportamiento para cada una de ellas. En algunos, se manifiesta a través del consumo excesivo de pornografía como vía para satisfacer su curiosidad sexual y explorar fantasías. En otros, la presión social, la búsqueda de validación o simplemente el deseo intenso de experimentar la intimidad física favorecen que inviertan gran parte de su atención y energía en la búsqueda de oportunidades sexuales.

Es importante señalar que el interés por estas actividades y la realización de conductas sexuales son normales en el desarrollo sexual de la adolescencia. Es cuando se tornan obsesivas o interfieren en su vida cotidiana (toman riesgos innecesarios, descuidan su salud, se ven envueltos en relaciones poco saludables o peligrosas) que deben suponer un síntoma de preocupación.

De la obsesión a la adicción
La adicción al sexo se produce cuando esta actividad de disfrute se convierte en una conducta compulsiva e incontrolable. Esto lleva consigo problemas en las relaciones interpersonales, de salud física y mental y una sensación de vergüenza y culpa.

Durante la adolescencia, el cerebro experimenta un proceso de reorganización y maduración, particularmente en la corteza prefrontal, responsable de la toma de decisiones, la autorregulación y el control de los impulsos. Estas funciones cognitivas aún no están completamente desarrolladas y pueden dificultar su capacidad para resistir impulsos y comportamientos adictivos, lo que los hace más vulnerables frente a una adicción al sexo.

Además, están expuestos a una infinidad de mensajes e imágenes sexualizadas que a menudo promueven una visión distorsionada e hipersexualizada de la intimidad y las relaciones que puede influir en su percepción sobre la importancia y la normalidad del sexo.

La presión social también puede ser un factor decisivo en el desarrollo de una adicción al sexo, pues, durante la adolescencia estos buscan su identidad y la aprobación de sus compañeros. Existe así una presión constante por encajar y estar a la altura de las expectativas de la cultura juvenil; unas expectativas que pueden llevarlos a participar en comportamientos sexuales prematuros o impulsivos, incluso si no están emocionalmente preparados para ello.

Prevención y tratamiento
Es fundamental reconocer la vulnerabilidad de los adolescentes a la adicción al sexo y abordar estas preocupaciones en un entorno de apoyo y comprensión, en el que se sientan seguros para expresar sus inquietudes, desarrollar una relación saludable y equilibrada con la sexualidad y buscar ayuda si es necesario. En clínicas como Impasse Adicciones, que cuenta con más de 30 de experiencia en el tratamiento de adicción al sexo, son conscientes de los desafíos a los que se pueden enfrentar los adolescentes adictos y proporcionan un entorno seguro y de confianza, con una visión integral sobre las adicciones en esta etapa crucial de la vida.

Fuente Comunicae