El porcentaje de paro es menor en la FP que en la universidad según los últimos estudios
Cuando la educación secundaria está a punto de terminar llega el momento de tomar una de las primeras decisiones importantes en la vida: qué quieres estudiar.
Según el Ministerio de Educación, la opción preferida sigue siendo la universidad. En concreto, hay cerca de 1,2 millones de alumnos matriculadas en la universidad frente a algo más de los 800.000 de la FP. Las cifras son claras pero, ¿realmente la mejor apuesta es la universidad?
En realidad, la tendencia del mercado laboral parece conducirnos hacia un futuro en el que se valoran más los perfiles técnicos, que no necesariamente requieren estudios universitarios. De hecho, muchas empresas empiezan a acusar la escasez de profesionales cualificados para oficios manuales, según el último estudio de ManpowerGroup, del que también se ha hecho eco la prensa.
Frente a la idea de que para conseguir un trabajo es necesario ir primero a la universidad, se impone el hecho de que el 88% de los alumnos de FP consiguen trabajo en torno a seis meses después de terminar su formación.
Entonces, ¿por qué seguimos escogiendo la universidad?
Desde luego, no podemos culpar a la oferta formativa. El Ministerio de Educación y las Comunidades Autónomas ofrecen más de 150 cursos de Formación Profesional. Sin embargo, la mayoría de estudiantes prefieren la opción de la universidad.
Hemos de buscar el motivo en distintas fuentes. Para empezar, los padres suelen preferir que sus hijos vayan a la universidad, ya que son estudios que cuentan con un mayor prestigio. De hecho todavía hay quien entiende la FP como una opción para alumnos con bajas calificaciones o con poco poder adquisitivo.
Por otro lado, existe una gran falta de orientación en los institutos. Muchos alumnos se quejan de que el nivel de información que se les proporciona sobre las opciones de Formación Profesional es ínfimo en comparación al relacionado con los estudios universitarios.
Actualmente todavía planean demasiados prejuicios sobre los ciclos de Formación Profesional. Por eso, es importante conocer todas las ventajas que ofrecen, aparte de la cuestión de la mayor empleabilidad. Por ejemplo, la duración de los estudios es menor: mientras que un Grado universitario tiene una duración de 4 años (o más) a los que después hay que sumar el máster, los cursos de la FP suelen durar unos 2 años. Además, con la Formación Profesional se adquieren competencias prácticas que no es posible obtener en la universidad.
La principal diferencia entre ambas titulaciones es que los estudios de Formación Profesional están orientados al mundo laboral, mientras que la universidad se centra más en conseguir que los alumnos adquieran conocimientos y se enfoquen hacia la investigación.
En realidad, no es que la decisión de cursar estudios universitarios implique necesariamente que el alumno vaya a terminar en el paro después, aunque las posibilidades sean mayores. La universidad tiene también muchas ventajas. Ya hemos mencionado el prestigio social que aporta tener un título universitario y, aunque sea más difícil, permite acceder a puestos de trabajo de mayor responsabilidad.
Tomar la decisión: Formación Profesional o Estudios universitarios
La decisión final dependerá de las expectativas de cada persona en concreto. Ambas opciones son perfectamente válidas y tampoco son excluyentes. Es decir, es posible comenzar estudiando un curso de Formación Profesional y después lanzarse a un Grado universitario, o viceversa.
En cualquier caso, sí que es cierto que la Formación Profesional tiene un futuro muy brillante por delante. Como hemos mencionado, el perfil laboral del estudiante de FP es cada vez más solicitado por las empresas; más, incluso, que el de un universitario.
Todo esto no quiere decir que la universidad sea la peor opción. En realidad, todo depende de las aspiraciones de cada uno y de los objetivos que se desee alcanzar. Sin embargo, es importante no menospreciar la Formación Profesional como si se tratase de una opción de segunda categoría, ya que sin duda puede abrir muchas puertas.