Así lo recoge el informe que Garzón leerá ante el máximo órgano de Izquierda Unida entre asambleas federales (su equivalente al Comité Federal del PSOE o el Consejo Ciudadano Estatal de Podemos, que también se reúne mañana), y al que tuvo acceso Servimedia.

«Las familias trabajadoras deben sentirse protegidas por este Gobierno de coalición, pues, de no conseguirse este objetivo, estaríamos ante riesgos graves no sólo para la legitimidad de los partidos que formamos parte del Gobierno, sino incluso para la democracia misma, por los efectos que esta situación pudiera tener en el animus político de la clase trabajadora», expondrá, en una alusión, ésta última, que parece alertar del peligro de que dicha clase vire electoralmente hacia Vox.

Los Presupuestos centrarán la intervención de Garzón, después de un comentario sobre la situación actual del coronavirus que coincide a grandes rasgos con la versión oficial del Gobierno. Aunque reconocerá «cifras preocupantes tanto de personas infectadas como de fallecidos», insistirá en que «que la situación es muy distinta a la que vivimos hace meses, pues a día de hoy el sistema sanitario no está en riesgo de colapso y una parte de los nuevos infectados responde a un incremento ostensible de pruebas incluso a personas asintomáticas».

Sobre las cuentas públicas, el líder de IU llamará a «reforzar y expandir el escudo social que se empezó a desplegar durante el estado de alarma», pero sin «caer en el error de considerar que se tratan de medidas únicamente de carácter temporal, puesto que las enormes dificultades económicas y sociales de la clase trabajadora no se derivan únicamente de la pandemia», sino también de «problemas sociales estructurales muy graves».

CAPITALISMO ESTATAL

Por ejemplo, subrayará la necesidad de emprender «un proceso de desarrollo económico basado en la diversificación productiva y en lo que se ha llamado la reindustrialización, es decir, el abandono de una economía de monocultivo» dependiente del turismo para emprender «una estrategia radical de inversión en investigación,

desarrollo e innovación y también en educación», haciendo uso de «la participación pública en empresas industriales, la asunción de riesgos empresariales por el Estado y la creación de un polo de banca pública que facilite la innovación».

Respecto al dilema de con qué apoyos sacar adelante los Presupuestos, Garzón postulará que «el Gobierno no puede negarse a dialogar con ningún grupo parlamentario», pero, en consonancia con lo que viene defendiendo Podemos, que «la única opción sostenible en el tiempo es un acuerdo que refuerce la conocida

como ‘mayoría de la investidura’”; también de cara a reforzar las alianzas que permitan avanzar hacia un «horizonte republicano».

Antes del verano, el líder de IU dijo ver «margen» para que Ciudadanos se sumara al acuerdo. Este sábado, sin embargo, le objetará que, «más allá de algunos gestos, el PP y Ciudadanos siguen gobernando con la extrema derecha allí donde pueden hacerlo y siguen compartiendo argumentario con Vox, si bien con distintos grados de beligerancia reaccionaria», y hará a los tres «igualmente responsables» del «escenario de polarización».

Al final de su intervención, Garzón mencionará la supuesta corrupción del Rey emérito y la del PP con el ‘caso Kitchen’ para concluir que «la corrupción no es solo el resultado de comportamientos personales a todas luces reprobable, sino del propio funcionamiento inherente a algunas estructuras de poder», y, a nivel orgánico, hará «un llamamiento a las asambleas de IU y al conjunto de la militancia para que tome un papel activo a la hora de organizar los encuentros con las asambleas de base del resto de organizaciones de Unidas Podemos», que venían desarrollándose antes de la irrupción del coronavirus.