La formación de izquierdas propone una mesa de diálogo en torno a la celebración de una consulta circunscrita sólo a Cataluña y al diseño de un modelo territorial federal basado en la defensa de las clases populares
Diálogo y negociación. Dos palabras con las que se resume lo que ha dado de sí la reunión que Alberto Garzón, candidato de Izquierda Unida a la presidencia del Gobierno, ha mantenido esta mañana con el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy.
Garzón ha insistido en que el secesionismo catalán tiene su base en la desigualdad que ha resultado de la crisis económica «el principal problema de este país no se da entre catalanes y españoles, se da entre ricos y pobres», afirmaba «son las clases populares son las que más están sufriendo los efectos devastadores de la crisis económica y de la gestión de la crisis que hacen gobiernos como los del Partido Popular y de Convergencia».
En repetidas ocasiones durante la rueda de prensa posterior a la reunión, el lider de Izquierda Unida, acusaba a los Gobiernos central y catalán de utilizar la crisis en Cataluña como una cortina de humo para ocultar las verdaderas dificultades por las que atraviesa España «se envuelven en banderas aquellos que quieren evitar que veamos las clases populares lo que tenemos en común; quieren evitar que hablemos de los problemas reales que tenemos la ciudadanía, el desempleo, la miseria y la desigualdad».
Frente a ello Garzón apela a la «negociación» y propone la convocatoria de una mesa de diálogo «inmediata entre las fuerzas democráticas» que contenga «al menos dos puntos: facilitar una consulta en Cataluña que permita al pueblo catalán expresarse sobre su futuro, y poner en marcha un proceso constituyente en el conjunto del Estado que permita avanzar hacia un modelo federal pensado por y para las clases populares».
Consulta circunscrita
Si bien una de las ideas del discurso de Garzón ha sido la de avanzar hacia un modelo que favorezca la igualdad territorial y de clases, ésta se contradice con la praxis de la consulta en Cataluña que según ha reiterado en varias ocasiones «se circunscribe al pueblo catalán». Aunque no ha concretado el contenido de la pregunta que se incorporaría en el nuevo referendum plebiscitario que proponen, si ha explicado que no sólo se limitaría «al modelo territorial, sino que se permita al pueblo catalán opinar de todas las cuestiones que tengan que ver con sus condiciones de vida».
La justificación para no hacer extensible al resto de los españoles la consulta tiene que ver precisamente con la propuesta de un modelo federal que incorpore «elementos unitarios que permiten garantizar la solidaridad entre las clases populares de todo el territorio y elementos de descentralización que garanticen las competencias y las autonomías desde el respeto a las identidades nacionales y del ejercicio del autogobierno». Modelo que, por otra parte y en palabras de Garzón debe «ser el resultado del diálogo entre todas las fuerzas democráticas».
Tal y como se especifica en el documento El modelo de Estado, un reto y una oportunidad elaborado por la formación de izquierdas, la soberanía recaería en las clases populares partiendo de la «idea de pacto y negociación multilateral. Una apuesta por la unidad federal donde no cabe ni la independencia unilateral ni el federalismo asimétrico», todo desde el reconocimiento a la realidad plurinacional.
El modelo establece un «órgano jurisdicional independiente» encargado de controla la constitucionalidad de las leyes y la resolución de conflictos competenciales. Por otra parte se mantendría la actual estructura bicameral, en la que una de ellas defendiese los intereses territoriales para «evitar abusos por parte de la federación que afecten al desarrollo de las competencias propias de las unidades federadas».
Además, entre otras características el referendum como herramienta de expresión de la voluntad popular sería el método al que quedarían sometidas las decisiones gubernamentales de calado, se impulsaría el «pacto entre iguales» y se concretaría» el carácter solidario en la capacidad redistributiva de las unidades federadas».
No a la independencia
Respecto a la independencia de Cataluña, Alberto Garzón ha sido claro «si hubiéramos entendido las elecciones (catalanas) como un plebiscito no ha habido mayoría de votos independentistas». En ese sentido se ha mostrado seguro de que, de producirse el referendum, «el resultado va a ser el del no a la independencia».
Si bien Garzón se ha mostrado «a favor de dialogar con todo el mundo y de que hay que aplicar la ley», no obstante y en el caso concreto de una posible aprobación de la declaración de independencia en Cataluña Izquierza Unida considera que «hay mecanismos democráticos que permiten afrontar cualquier tipo de suceso». Algo que deja entrever una posible aceptación de las resoluciones adoptadas por el Tribunal Constitucional y, de no ser suficientes, la aplicación del artículo 155 de la Constitución que suprimiría la autonomía de Cataluña.
Lo que tampoco ha quedado claro el cabeza de lista de IU es, de llevarse adelante la reforma de la Constitución, cómo se estructuraría la participación de España y de Cataluña en la Unión Europea, «estamos en condiciones para hablar del papel que jugamos en la Unión Europea y de la democracia en la Unión Europea, pero tiene que ser dentro de un proceso en el que sea la gente la que decida, donde el proceso constituyente se ejecute desde todas las clases populares».
Callejón sin salida
Más allá de las propuestas federales escuchadas por Mariano Rajoy, en lo único que han estado de acuerdo ambos líderes ha sido en que «hoy llovía», ya que para Garzón las políticas llevadas a cabo por «patriotas de pacotilla que saquean y roban lo público para favorecer la oligarquía y las redes clientelares» como los del Partido Popular y Convergencia conducen a «un callejón sin salida».