El magnate, multimillonario y filántropo alerta en una entrevista a la revista Capital que la crisis migratoria podría «destruir la Unión Europea»
La transparencia que transmiten sus ojos azules se corresponden con la contundencia de su mensaje. ‘El hombre que provocó la quiebra del Banco de Inglaterra’ reconoce celebrar la humanización de la canciller alemana Ángela Merkel, por cómo ha llevado adelante la gestión de la crisis de refugiados, giro que ha hecho que «su posición de liderazgo, no sólo en Europa sino también en Alemania e incluso en su propio partido, esté amenzada».
Sin tapujos y así de claro habla el magnate y patrono de la Fundación Open Society Institute en una entrevista concedida a la revista Capital, en la cual alerta de que la crisis migratoria «podría destruir la Unión Europea», algo que «Merkel previó correctamente». En este sentido Soros explica que poner freno a la situación está en manos de los propios alemanes pero que éstos deben elegir si quieren o no aceptar «aceptar las responsabilidades y cargas que implica ser la potencia dominante en Europa».
Pese al acercamiento con la canciller motivado por el cambio en su estilo de liderazgo, el multimillonario vuelve a meter el dedo en la llaga en lo que respecta a cómo se trató la crisis del euro, tildando a Merkel poco menos que de cobarde y de haber antepuesto los intereses de la ciudadanía alemana frente a los de Europa «si hubiera tratado de cambiar la opinión pública en lugar de seguirla, la tragedia de la Unión Europea se podría haber evitado».
Grexit si, Brexit no
Además de la crisis de refugiados y de las vivencias que le unen con la líder teutona -Soros es uno de los supervivientes del Holocausto judío y Merkel, cuyo padre fue un pastor religioso, creció bajo el régimen comunista- la posible salida del euro tanto de Grecia como de Gran Bretaña ocupan varias líneas de la entrevista. En el caso de la crisis griega es tajante, los inversores no quieren bailar con la más fea y «con el euro, es poco probable que el país prospere porque el tipo de cambio es demasiado alto para que sea competitivo». Así culpa a la Unión Europea «liderada por Alemania» de excederse al fijar las condiciones del rescate con «tasas de interés punitivas que hicieron que la deuda nacional griega fuera insostenible», o lo que viene a ser lo mismo «la UE impuso condiciones que empujaron a Grecia a una depresión más profunda».
De forma opuesta se manifiesta ante el Brexit, mostrándose «convencido» de que éste convertiría a la UE en una «unión mucho más débil». Además tacha de que la campaña propagandística que se ha desarrollado en torno a esta cuestión «ha engañado deliberadamente al público. Actualmente, Gran Bretaña tiene el mejor de los posibles acuerdos con Europa. Tiene acceso al mercado común donde casi la mitad de las exportaciones del Reino Unido no están lastradas por la carga de haberse unido a la zona euro». Y va aún más allá culpando a los empresarios de mantener silencio por razones meramente políticas mientras que en privado se muestran «reacios».
Sin salir fuera de Europa, otro de los aspectos que toca es el del desafío Hungría – Alemania que «ataca los valores y principios sobre los que se fundó la Unión Europea» y sobre el que afirma que Orban gana cada vez más posiciones en Europa «lo que es preocupante». Asimismo advierte de la aproximación del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, al presidente ruso, Vladimir Putin «ambos están tratando de revertir la subordinación de la soberanía nacional a un orden europeo supranacional».
El lastre de China
En relación a la desaceleración del gigante asiático, George Soros enciende la luz de alerta «China ejercerá una influencia negativa en el resto del mundo, reforzando las tendencias deflacionarias». Y es que tanto las grandes reservas de divisas acumuladas y las propias de la confianza de la población «se están agotando muy rápidamente» por los errores cometidos de XI Jinping al haberse «hecho con el control directo de la economía y de la seguridad».
Por otra parte el también presidente de la Soros Fund Management no duda en poner en valor el papel de las humanidades en el ámbito político y social, lamentándose además de que «tenemos la capacidad de destruir nuestra civilización y estamos en camino de hacerlo».
