El secretario general del Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda mantiene que grandes y pequeñas empresas pongan su información fiscal a disposición de la administración para realizar comprobaciones y así evitar la doble contabilidad financiera.
José María Mollinedo, secretario general de Gestha, declara que aunque está a favor de la investigación fiscal de pequeñas y grandes empresas para evitar una doble contabilidad fraudulenta tienen que “ levantar un poco el pie sobre la comprobación de las pequeñas compañías y autónomos” y apunta que dedican un 80% de los efectivos de estas indagaciones de pequeñas irregularidades a reducir el fraude de grandes compañías, ya que “precisamente son estas las que son responsables de casi el 71% de la evasión total”.
Por esto mismo Mollinedo defiende que es necesario que las compañías “mantengan toda su contabilidad informática a disposición de la administración tributaria para una comprobación”, puesto que en referencia a las empresas de mayor tamaño “es más fácil hacer una mejor investigación a través de esos programas informáticos que no viendo libros y libros de papel”.
El secretario general de Gestha también concreta que en el caso de cotizaciones de personas físicas y en un sistema de módulos, “es prácticamente imposible que exista una contabilidad tan organizada como esta”, haciendo referencia a la doble contabilidad financiera, por eso mismo expone que “lo que se persigue no es que esas empresas entren con nuevos costes para informatizar una contabilidad,si no que si ya la tienen informatizada que se ponga a disposición de la administración tributaria para su revisión”.
“En ocasiones no tenemos consciencia de que estamos cobrando en b”.
Referente a los datos publicados por Eurobarómetro, que expone que el 5% de los españoles trabajan en negro, José María Mollinedo reconoce que estas cifras “lamentablemente son mucho más altas que las que indica esta encuesta de opinión”, por este motivo, el secretario de Gestha explica como a diferencia de otros países europeos, en nuestro país tenemos una percepción mucho más «laxa» de la economía sumergida ya que “en ocasiones no tenemos consciencia de que estamos cobrando en b”. Mollinedo explica que “unas clases particulares o un arreglo en el domicilio donde no nos piden factura” pueden ser un ejemplo de economía sumergida cotidiana.