El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, considera que “hoy no es un buen momento” para culminar la privatización de Bankia, porque el sector financiero está penalizado por encontrarnos en una situación de tipos negativos, aunque no cree urgente que se amplíe el plazo recogido en la ley para hacerlo porque todavía queda un año y medio para que venza.
Así se expresó Goirigolzarri en la comisión de investigación sobre la crisis financiera de España y el programa de asistencia financiera de la Cámara Baja, donde se mostró convencido de que “el valor se va a incrementar en los próximos meses», cuando cambie la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE).
Por ello, tras recordar que la decisión corresponde al Gobierno y al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), defendió que “tenemos que ser oportunistas, ya que no estamos en una situación de agobio” para privatizar la entidad.
En todo caso, advirtió de que este proceso “no se puede eternizar”, ya que la privatización “es el único paso que falta para la normalización del proyecto de Bankia una vez que hemos pasado la reestructuración”.
De hecho, en referencia a la demanda de que Bankia se mantenga como un banco público, afirmó que “defender que la banca sea un instrumento de política económica y social es un despropósito”.
A este respecto, defendió que los bancos públicos, entre los que citó el ICO y el BEI, no deben entrar en competencia con la banca privada y deben limitarse a jugar un papel contracíclico.
“Cuando el banco público de desarrollo da un paso más para cubrir imperfecciones de mercado saltándose la banca privada, los efectos son muy negativos”, sentenció Goirigolzarri, quien recordó que en los préstamos directos concedidos por el ICO la morosidad alcanzó el 83%.
“No conozco ningún caso de modelo sostenible de banca pública en un banco como Bankia”, añadió Goirigolzarri, quien afirmó que “utilizar un banco de este tipo como instrumento de política para dar créditos conduce a crisis financieras”.
Asimismo, sostuvo que “la mejor manera de generar falta de responsabilidad es que los gestores no tengan un objetivo claro, como el interés social”, y que «la falta de concreción es la mejor manera de que cualquier proyecto se deslice por la mediocridad hasta su desaparición”.
Por otro lado, defendió que “la decisión de inyectar capital público en Bankia fue una buena decisión en cualquier caso”, con independencia de la cuantía que finalmente se recupere.
“Es difícil saber cuánto se puede recuperar, porque depende mucho del momento y del precio que el mercado ponga a las acciones bancarias”, prosiguió el presidente de Bankia, quien defendió que “realizar una gestión profesional e independiente para crear valor para los accionistas es la mejor forma de devolver las ayudas”.
“Aquí no se ayudó a ningún banco, porque los accionistas perdieron todo su valor y los consejeros salieron sin indemnización”, apuntó el responsable de Bankia, quien sostiene que “la inyección fue para rescatar a personas”.
En esta línea, indicó que la cuantía necesaria para garantizar los depósitos con que contaba Bankia ascendía a 60.000 millones de euros, más del triple de lo inyectado.
También defendió el impacto en la prima de riesgo del rescate de la entidad. En este caso, señaló que una bajada de 100 puntos reduce 10.000 millones de euros de deuda pública en un año, lo que supone que en dos años se recupera lo inyectado en la entidad.
Por último, destacó que “hemos devuelto ya 2.863 millones de euros”, a los que sumó los 4.500 millones con que se ha compensado a los preferentistas y los inversores en la salida a Bolsa.