Iberia sellaba la semana pasada la paz con sus trabajadores tras firmar un preacuerdo con los empleados de tierra. Un conflicto que iba camino de enquistarse y para el que fue necesaria la mediación de Gregorio Tudela, Catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad Autónoma.

-¿En qué se parece el acuerdo alcanzado entre Iberia y los trabajadores con lo que usted propuso en su laudo? ¿Cuál eran las líneas básicas de aquel acuerdo de mediación?

Las líneas básicas fueron intentar pacificar el conflicto y el segundo lugar contribuir a afianzar a la compañía. Para ello, la propuesta contemplaba el despido de 3.141 a través de mecanismos internos de la compañía y no con los de la reforma laboral pues sino no habría sido posible un acuerdo. Además, había un asunto muy importante que fueron las medidas de productividad, y en ese plazo no se pudieron negociar.

-¿Cuándo se negocian acuerdo de este tipo que afectan a más de 3.000 trabjadores, qué es lo más importante?

Había líneas rojas que eran difícil de traspasar. Despidos de 20 días por año trabajado como contemplaba la reforma laboral hubieran sido inaceptables por parte de los trabajadores. Por parte de la empresa, ajustar ese excedente de mano de obra que se consiguió ajustar era la línea roja.

-¿La antigua dirección de Iberia era un freno a las negociaciones?

Personalmente tuve una relación cordial con la antigua dirección y tuve su máxima colaboración así como con los sindicatos. Los enfrentamientos que había entre ellos eran fuertes porque había una situación de falta de entendimiento que había que canalizar.

-¿Iberia viable?

Los acuerdos alcanzados fueron imprescindibles para que Iberia sea viable por lo que tengo que manifestar mi satisfacción. Si Iberia tiene alguna posibilidad de tener un futuro es a través de la firma de estos acuerdos. Si la aerolínea tiene alguna posibilidad de ampliar rutas y ser viable es a partir de estos acuerdos.