El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, dejó traslucir este martes, sin querer afirmarlo expresamente pero sin hacer tampoco esfuerzo por desmentirlo, que le molestó no ser informado de la posible fusión de Bankia y Caixabank.
En una entrevista en la Cadena Ser recogida por Servimedia, se le preguntó si considera una deslealtad que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no le comentara nada sobre este particular, Iglesias respondió inicialmente que “sobre cuestiones de este tipo no voy a hablar en los medios” y que “lo que tenga que decir al presidente del Gobierno se lo diré al presidente del Gobierno”.
Cuando se le preguntó a qué cuestiones se refería, Iglesias empezó a ser diáfano: “Si a mí molesta algo que ha hecho el presidente del Gobierno, no lo voy a comentar en un medio de comunicación”. Y, cuando se le repreguntó si por tanto le había molestado, dijo que no iba a contestar a esa pregunta “por responsabilidad”, pero que la periodista era “muy perspicaz” y se daba “cuenta de lo que hay dentro de mi voluntad de no contestar, precisamente por una cuestión de lealtad al presidente”.
Por lo demás, Iglesias reconoció que le pidió a Sánchez en su día que Bankia se convirtiera en una banca pública, pero que con 35 diputados perdió esa apuesta, y apuntó que ahora espera mantener la participación pública en la nueva entidad que surja de la fusión y que haya “elementos de control” estatal para evitar que ocurra lo que ocurrió en 2008.
También mostró su deseo de que el ICO “se convierta más o menos en banca pública”, y, cuando se le recordó que la vicepresidenta tercera y ministra de Economía, Nadia Calviño, ya considera que lo es, él dejó caer: “Voy a reservarme mi opinión sobre este aspecto”. Aunque negó sentirse incómodo con ella, sí reconoció que Calviño “viene de un mundo completamente distinto al mío”.