En los últimos meses, se está convirtiendo en habitual ver titulares en los medios, relacionados con los fallos de seguridad en Internet, con el espionaje, la filtración de datos y el intrusismo en dispositivos como los smartphones… Titulares que, en definitiva, no dejan indiferente a nadie: todos compartimos datos en la red y todos utilizamos dispositivos electrónicos de comunicación.
Uno de los casos más recientes ha sido protagonizado por eBay. Hace tan solo dos semanas, la compañía instaba a sus usuarios a cambiar su contraseña, al reconocer que había sufrido un robo masivo de información; en concreto, los datos de 145 millones de personas en todo el mundo. Lo que más molestó a los usuarios de eBay fue, por un lado, el tiempo que se tardó en comunicarles la intrusión, que se produjo a finales de febrero o principios de marzo, y no se hizo pública hasta las últimas semanas de mayo. Y por otro, la escasez de información al respecto. Lo mismo han debido pensar varios estados de Estados Unidos, y por ello han abierto una investigación conjunta, para determinar el alcance de este robo masivo.
Eso sí, tanto eBay como las autoridades estadounidenses, ya se apresuraron a asegurar que el robo no ha afectado a PayPal. Estanis Martín de Nicolás, director general de esta compañía de pagos para España y Portugal nos explica que PayPal, en sus 16 años de vida, nunca ha perdido datos de clientes.
PayPal nació en 1998, precisamente con el objetivo de enviar dinero de forma segura e instantánea, y mucho más cómoda que con el efectivo y con los cheques, que era lo que imperaba en aquel momento. Además, Martín de Nicolás no explica que el valor de PayPal es que los usuarios protegen más sus datos, ya que solo los comparten una vez con la propia compañía, y no cada vez que hacen un pago. “Así evitan que sus datos financieros circulen por Internet”. Además, PayPal, nos dice Estanis, cuenta posiblemente con “el sistema de control de fraude más sofisticado del mundo”.
PayPal se rige por la normativa de pagos europea. Ya hay conciencia comunitaria de que hay que proteger también este tipo de comercio. La Comisión Europea no es ajena a este fenómeno, de los ataques y robos de datos, y ya celebraba en abril una cumbre de consumo, para debatir y adoptar medidas que aseguren el comercio electrónico y combatir este tipo de delitos. Ya existe también un Centro Europeo contra la Ciberdelincuencia.
Y es que sin duda, el principal objetivo de los ciberladrones, como nos explicaba Estanis, son los datos bancarios. A primeros del mes de mayo, la compañía Target aceptaba la dimisión de su CEO Gregg Steinhafel, que fue duramente criticado tras el robo masivo de datos de 2013. El hackeo a la minorista provocó el robo de 40 millones de registros de tarjetas bancarias.
José María López, director de análisis de Penteo en Madrid, asegura que los datos bancarios es precisamente lo que más se protege en la red. “Hay que relativizar la amenaza de que nos roben información bancaria y de pago, porque los sistemas de pago por Internet están muy protegidos”. En este sentido, José María alerta de las páginas bancarias falsas, que te invitan a introducir tus datos, en cuyo caso es el propio cliente quien los facilita engañado, pero insiste en que a través del “hackeo tradicional” es muy difícil robar esta información.
En este punto, José María nos recuerda también que los usuarios tienen que ser muy conscientes de sus derechos y obligaciones para con los datos personales. Cuando firmamos un documento, “alegremente marcamos casillas en las que estamos autorizando a que se compartan nuestros datos, sobre todo con compañías de marketing”.
Pero además, desde Penteo, José María pone el foco de atención en los teléfonos móviles: “es el gran caballo de batalla de la seguridad hoy en día”.
Un informe publicado por Szymon Sidor, ex trabajador de Google y actual ingeniero de software, recoge un revelador descubrimiento: un simple código puede conseguir que un teléfono Android capture fotografías o vídeos en secreto. Las imágenes resultantes se pueden subir a un servidor remoto sin el propietario del dispositivo de saber nunca, ya que la pantalla no se ilumina.
Este mismo viernes, Vodafone ha reconocido que las agencias gubernamentales, de 6 de los 27 países en los que opera, tienen acceso directo a su red, lo que les permite escuchar las llamadas. Además, Vodafone desconoce qué clientes se ven afectados por este espionaje, ya que los Gobiernos tienen acceso libre, y no rinden cuentas a la teleoperadora. Vodafone no ha revelado de qué países se trata, por cuestiones legales.
Sin duda, cuando leemos noticias como estas, nos sobrecoge el darnos cuenta de lo expuestos que estamos. Toda una vorágine de información confusa y alarmista, que parece no tener fin, pero que si creemos que tiene un comienzo claro, cuando el exanalista de la NSA estadounidense, Edward Snowden, dio a conocer las tramas de espionaje a gran escala de Estados Unidos.
Por eso, nuestra preocupación ha pasado de centrarse en que no nos roben los datos bancarios, en tener cuidado con nuestro dinero, a pensar en que quizás estamos incluso vigilados, sin darnos cuenta. Una vigilancia que tiene un nuevo y muy útil instrumento: el smartphone.
¿Hasta qué punto debemos preocuparnos? ¿Hasta qué punto nuestra privacidad se ve comprometida? Quizás sería el momento de hacer una reflexión más profunda, sobre en qué dirección avanzan las nuevas tecnologías en este sentido, y si de verdad el mundo está preparado para gestionarlo correctamente.
Antonio Rodríguez de las Heras, Catedrático de la Universidad Carlos III de Madrid y director del Instituto de Cultura y Tecnología de la misma universidad, asegura que “en muy poco tiempo, se ha creado un nuevo espacio, el digital, un espacio virtual, tan próximo a nosotros que se está haciendo, y llegará a ser, omnipresente”. Y precisamente, pone el acento en el smartphone, como la manera en que nos relacionamos en interactuamos en nuestro día a día con ese universo digital, y que ya es una parte cada vez más adherida a la persona. El teléfono inteligente es el dispositivo que, a día de hoy, ilustra
esa idea de interacción con el mundo digital, pero sin duda, estamos a las puertas de grandes avances en este terreno; lo que hoy representa un smartphone, pronto será sustituido por otro dispositivo que quizás hoy no imaginamos. La cuestión en realidad es que ha surgido un mundo digital, en el que también convivimos.
Pero, ¿estamos preparados para utilizar estas nuevas herramientas de forma responsable? Aquí, Rodríguez de las Heras señala lo reciente del fenómeno. “Por un lado hay una trivialización de las capacidades de la Red, pues falta compresión”.
En cualquier caso, si algo está claro es que el fenómeno del recientemente aparecido mundo digital, es imparable, y seguirá creciendo, seguramente al mismo ritmo vertiginoso. Lo más aceptable sería adaptarse a estos cambios, conocerlos y ser conscientes de ellos. Y en todo caso, no perder el horizonte del objetivo que se persigue, y la utilidad que todo este tiene, además de estudiar la conveniente regulación, especialmente a la hora de proteger la privacidad. Una tarea sin duda difícil, debido una vez más a la velocidad de este fenómeno tan expansivo.
Igualmente difícil es responder a la pregunta de si la tecnología y el mundo digital nos deshumanizan. Hay opiniones para todos los gustos Sin duda, se crean relaciones nuevas. En todo caso, es importante saber, como explica Rodríguez de las Heras, que el efecto de la tecnología digital en la sociedad no es instrumental, sino cultural.
- El economista Daniel Lacalle cree que la inteligencia artificial (IA) «no destruirá empleo», sino que su principal impacto en el mercado laboral estará ligado