Jean Claude Juncker no lo va a tener fácil para convertirse en el próximo presidente de la Comisión Europea. Así ha quedado patente tras la cena que anoche celebraron los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 y en la que ningún país respaldó de forma explícita al ex primer ministro luxemburgués, pese a ser el candidato del Partido Popular europeo, la formación más votada en las elecciones al Parlamento. De esa reunión informal se extrae una conclusión: será el Consejo europeo el que termine decidiendo.
El presidente del Consejo, Hermen Van Rompuy, ha recibido el mandato unánime de abrir consultas con todos los países y con el Parlamento para encontrar un candidato a presidir la Comisión. A partir de ahora tiene un mes para cumplir con los plazos y elegirle antes del próximo Consejo de junio… Lejos queda, por tanto, la promesa de que en esta ocasión serían los ciudadanos quienes elegirían, de forma indirecta, al jefe del Ejecutivo comunitario.
Merkel ha afirmado que Juncker puede desempeñar un buen papel, pero también lo pueden hacer otros. Además, ha recordado que ella, como miembro del Partido Popular europeo, apoyó al que fuera presidente del Eurogrupo pero que como canciller ser debe a los tratados y que nombrar automáticamente a Juncker podría violar el de Lisboa. Más allá va el premier británico, David Cameron, quien ha señalado que Europa no necesita líderes del pasado.