La burocracia, el papeleo, los trámites o como lo quieran llamar es algo a lo que todos debemos enfrentarnos en diferentes momentos de nuestra vida, queramos o no. Y la verdad, a veces la cosas se complican tanto, que nos parece que tenemos que ser agentes especiales para superar con éxito las duras pruebas a las que la Administración nos somete.
Este jueves pasado era el último día que tenían los autónomos para presentar a la Agencia Tributaria su resumen anual de IVA. Esta diligencia se realiza todos los años por estas fechas, aunque este año se han hecho algunos cambios. Los documentos ya no se pueden entregar en papel, es obligatorio hacer la entrega vía internet. A priori, parece una tontería, pero hay que tener en cuenta la gran cantidad de gente que no cuenta ni con las herramientas, ni con los conocimientos para llevarlo a cabo. Es entendible que en algunos casos, estos trámites digitales son posibles, pero cuando nada está digitalizado, es un verdadero trabajo de chinos. Es más, ha habido casos de gran tensión entre los trabajadores por cuenta ajena y los empleados de Hacienda.
Esto ha sido un caso reciente, pero ¿Cuántos disgustos no nos ha dado a todos la burocracia de las Administraciones Públicas? Le preguntes a quien le preguntes, todo el mundo tiene alguna anécdota que contar. Y no es para menos, a veces la burocracia puede acabar tu salud, pero literalmente hablando.
Según datos de octubre de 2013, las listas de espera para ser operado en Madrid alcanzaron un nuevo récord. Si en marzo un pobre enfermo tenía a 64.311 personas delante, en octubre la cifra se situaba en 65.913 madrileños esperando una intervención. Es decir, si antes te tocaba sufrir durante una media de 70 días, ahora la agonía se puede alargar hasta 100 días, tres meses y medio. Y eso es solo la odisea temporal que hay que pasar para someterse a una cirugía, “no hablemos de cuando debes ir al centro de salud y el personal ha salido a hacer la compra, se está tomando cómodamente un café o se cuentan las malas notas de sus hijos” comenta Carmen.
Dejemos el sector sanitario, que ya trabajará en ello el nuevo consejero de Sanidad, Javier Rodriguez. Esta semana entraba en vigor el 5º Plan PIVE del Gobierno y aunque ha traído muchas alegrías, también ha traído muchos quebraderos de cabeza. Es el caso de Jorge, que nos cuenta que quiso optar al Plan PIVE 4 y no pudo por estar fuera de plazo, aunque tampoco ha podido optar al quinto porque le dicen que “el coche antiguo tiene que darse de baja dentro del periodo del plan”. De modo que, de alguna manera, entre promoción y promoción de estas ayudas, hay una tierra de nadie desde la que no se puede acceder a los 2.000 euros que te descuentan en la compra de un nuevo vehículo.
Pero tampoco hace falta comprarse un coche o ponerse enfermo para perder los nervios. El que sea valiente que pruebe a cumplir los requisitos que pide el Ministerio de Justicia para cambiarse los apellidos. Es casi una misión para 007. La solicitud se puede hacer presencial o por correo. Si se opta por ir al Registro Civil debe saber que solamente hay uno para todo Madrid en la calle Pradillo. Y si la petición se hace por correo, preparen sobres y sellos, para contarle su vida al mismísimo Alberto Ruíz- Gallardón. Como verán, las pruebas documentales, parecen como poco confusas.
Respecto al cambio de apellidos:
Solicitud escrita manifestando la causa que motiva el cambio dirigida al Ministro de Justicia o Director General de los Registros y del Notariado.
Certificación literal de la inscripción de nacimiento del afectado por el cambio.
Prueba (documental, pública o privada y/o testifical), para acreditar en cada caso, el uso y conocimiento, la legitimidad y línea de la que proceden los apellidos o cualquier otra circunstancia en que se base la petición. Para acreditar la legitimidad del apellido deben aportarse certificaciones de las inscripciones de nacimiento de los padres y si fuese necesario de ascendientes anteriores. A falta de estas, siendo posible, sus partidas de bautismo.
Tratándose de adecuación de apellidos a otras lenguas españolas, certificados de las Reales Academias de las correspondientes lenguas oficiales.
Y para más inri, las Administraciones Públicas, en este caso Justicia, te llevan a la aventura para que encuentre usted mismo el Registro Civil que le corresponde. Y estos son solo algunos casos de los calvarios que se pueden pasar tratando con la Administración, pero no desesperen, (casi) siempre hay luz al final del papeleo.