Tras varios interrogatorios, por fin, Montserrat González, detenida por la muerte de Isabel Carrasco ha confesado que ha sido la autora del crimen en León. Según sus propias palabras, lo ha hecho «por inquina y rencor personal» por haber despedido a su hija, Triana Martínez, de la Diputación. Las pruebas que se hicieron en el día de ayer concluían diciendo que la González había disparado el arma que acabó con la vida de la política, mientras que su hija ha sido colaboradora de este asesinato porque colaboró en la organización de esta muerte y esperó a su madre en el coche para emprender la huida del lugar del suceso.
Durante todo el día de ayer se buscó el arma homicida sin éxito en el río hasta que a última hora de la tarde, una amiga de la hija entregaba el arma que asegura que cuando se la dieron no sabía lo que era.
Los últimos datos sobre el arma usada para matar a Carrasco señalan que tiene el número de serie borrada y podría haber sido comprada en el mercado negro.