La Bolsa cierra en 2018 el peor ejercicio en ocho años, al desplomarse el Ibex-35 un 14,97%, presionado por las incertidumbres desatadas con el enfriamiento de la economía global y las tensiones internacionales.
Hay que remotarse a 2010 para encontrar una caída superior, del 17,43%, que resultó su peor registro desde que el estallido de la crisis impuso una larga trayectoria a la baja en los mercados de medio mundo. Desde 2008, el selectivo español apenas ha sellado, de hecho, tres ejercicios al alza: en 2013, 2014 y el pasado 2017, con revalorizaciones del 21,42%, 3,66 y 7,40%, respectivamente; aunque se esperaba reeditar otro año de ganancias en 2018.
La inercia y un escenario que se presumía favorable en términos económicos y empresariales espoleó de hecho al selectivo por encima de los 10.600 puntos durante el mes de enero, pero a la vuelta de febrero las compras se tornaron en unas ventas que, con profundos altibajos, han dominado el conjunto del ejercicio.
El Ibex despide el año en los 8.539,90 puntos, muy cerca del mínimo anual marcado en el pasado día 27 en 8.286,20 puntos y lejos de los 10.635,10 puntos máximos que logró coronar el 26 de enero. Su cotización actual implica un retroceso a los niveles del verano de 2016.
Una prueba de los fuertes vaivenes lo revela que entre ambos extremos el indicador se ha movido casi un 28,35%, convirtiendo el ejercicio en uno de los más volátiles. Por evoluciones mensuales, el mejor registro lo anotó en enero con una escalada cercana al 4,06%, que se llevó por delante el desplome del febrero, aunque será en diciembre cuando acusa el retroceso de mayor magnitud (-5,92%).
Una evolución que coincide con la vivida por el resto de plazas globales a cuenta de las dudas que suscitan riesgos geopolíticos como la caótica negociación del ‘Brexit’, la declarada guerra comercial entre Estados Unidos y China que en solo en los últimos compases del ejercicio parecía encarar una tregua factible, la incertidumbre en Italia o el auge del proteccionismo.
Bajo ese escenario ha pesado más, si cabe, la constatación de que el vigor en el crecimiento de las economías flaquea aún cuando a España todos los organismos internacionales y servicios de estudios auguran una capacidad de expansión superior al conjunto de Europa y de sus principales economías.
Por sectores, el peor balance lo acusan los valores bancarios perjudicados por la crisis de Italia o por un enfriamiento en las expectativas de subidas de tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE).
Las acciones de BBVA, Sabadell, BBVA y Santander se han dejado entre el 40 y 27,7% de su capitalización; seguidos en recortes por una Caixabank y Bankinter, que pierden cerca del 18 y 11%. En el otro extremo escapan, con signo positivo, las eléctricas con avances de entre el 4% y 16,4% de REE, Endesa y Naturgy.
Las mismas incertidumbre han condicionado la evolución de la prima de riesgo que termina el año en el entorno de los 117 puntos, por encima de los 114 del cierre del pasado ejercicio y más cercana a los 118 puntos a los que cotizaba en 2016.