La crisis derivada del coronavirus va a causar una sangría de empleos en la industria de la publicidad de EEUU. Eso es lo que prevé el último informe de Forrester Research analizado por AdExchanger, que cuantifica en unos 52.000 los trabajadores del sector de las agencias que perderán su trabajo hasta 2021. Esa evolución se enmarca dentro de un desplome de la inversión publicitaria de un 23% que está dejando un reguero de despidos ya desde hace semanas, según recoge Dircomfidencial.

La ola de despidos anticipada por Forrester será sobre todo protagonizada por los seis grandes conglomerados publicitarios de la industria, que se verán obligados a realizar ajustes para sostener sus cotizaciones en bolsa. El mismo informe estima que entre todos ellos eliminarán cerca de 50.000 empleos más en el resto del mundo hasta 2021. Es decir, que la cifra de despidos superará los 100.000 empleados a nivel global. Por su parte, los actores medianos y pequeños del sector serán afectados de forma severa por su menor capacidad de generar caja y peor acceso a financiación.

Jay Pattisall, autor del informe, describe la situación como “un conjunto de circunstancias sin precedentes” que hace inevitable las reducciones de plantilla en las agencias por la contracción generalizada del gasto. Igual que en las personas, el coronavirus afectará de manera más severa a aquellas empresas que presentan una situación previa delicada, especialmente a las que entraron en la crisis con mala situación financiera y a aquellas que no tuvieran avanzado su proceso de digitalización.

De hecho, ese estudio indica que las agencias convencionales están despidiendo al 15% de su plantilla de media, frente al 7% de ajuste que están haciendo en promedio aquellas que manejan una carta de servicios mayoritariamente digital. Y todas las empresas del sector que no se hayan adaptado previamente a un escenario de programática y optimización en base a datos sufrirán más que quienes estén ofreciendo esos servicios a sus clientes. Las empresas basadas en ejecución creativa, históricamente más reticentes a incorporar mecanismos de innovación, estarán entre las más perjudicadas.