La demanda energética en el mundo agrava la escasez del agua, según un informe de Naciones Unidas

La creciente demanda energética en el mundo podría tener como consecuencia un agravamiento de la escasez de agua, según el informe de Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo presentado este lunes en Tokyo (Japón), con motivo del Día Mundial del Agua, que en España se conmemoró el pasado sábado.

Titulada ‘Agua y energía’, esta nueva edición del informe subraya también la ausencia de cooperación y planificación entre ambos sectores y aboga por una mejor gestión para evitar futuras carencias de agua y energía.

La directora general de la Unesco, Irina Bakova, declaró que «este informe mundial presenta un punto de vista novedoso de la interdependencia entre la gestión de los recursos hídricos y la energía. Una interdependencia que exige una cooperación mayor de todos los actores, pues no habrá desarrollo sostenible mientras no haya un mejor acceso al agua y la energía para todos».

Por su parte el presidente de ONU-Agua, Michel Jarradud dijo que «el agua y la energía son dos desafíos mayores y deben figurar de manera prominente en el programa de desarrollo para después de 2015».

Actualmente en el mundo hay 768 millones de personas que no tienen acceso a sistemas mejorados de abastecimiento de agua. Además, alrededor de 1.300 millones de personas no tienen acceso a la electricidad y casi 2.600 millones utilizan combustibles sólidos, biomasa en particular, para cocinar. En este sentido el trabajo muestra que el mapa de personas privadas de un acceso satisfactorio al agua es muy similar al de los que carecen de electricidad, subrayando hasta qué punto se trata de sectores interdependientes.

En la práctica, las decisiones que se toman en uno de los dos sectores repercuten en el otro, por ejemplo, según el informe, las sequías exacerban las crisis energéticas, en tanto que la imposibilidad de acceder a la red eléctrica limita las posibilidades de riego. En general, como ilustran las políticas tarifarias, se toman decisiones que perjudican a los recursos hídricos. El agua, considerada un ‘regalo de la naturaleza’, suele venderse a un precio que no refleja su costo real, lo que no incita a ahorrar agua a quienes producen y utilizan energía.

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