El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, afirmó este viernes en el Fórum Europa que «no va a haber una crisis del euro por Italia» y estimó posible que el Banco Central Europeo (BCE) retrase el proceso de subida de tipos si la desaceleración de la economía y sus efectos en el empleo lo aconsejan.
Gurría efectuó esta valoración en un encuentro informativo en Madrid organizado por Nueva Economía Fórum, donde defendió que el Gobierno transalpino y la Unión Europea tendrán que esforzarse por encontrar un entendimiento.
A su juicio, el debate entre Italia y la Comisión Europea «necesita flexibilidad e inteligencia de las dos partes» ya que Roma cuenta con un Ejecutivo nuevo «no acostumbrado al tema de Europa», por lo que se precisa hacer un «trabajo de educación» para encontrar cómo debe reconducir el déficit excesivo. «No va a ser una cosa muy rápida ni sencilla, pero al euro no lo van a poner en crisis», zanjó.
Sin embargo, apuntó a que Italia tendrá que trabajar para bajar la deuda porque que su volumen supere el 130% del valor del PIB implica para el mismo país que «hay menos grados de libertad» y capacidad de maniobra frente a incertidumbres y en comparación con otras economías con umbrales, por ejemplo, del 98%.
La OCDE ha aconsejado precisamente a los países con elevados niveles de deuda esfuerzos para reducirla a fin de aliviar sus finanzas, para ganar margen de maniobra si aparecen shocks imprevistos y porque su coste financiero va a tender a incrementarse y pesar en las cuentas cuando los bancos centrales retiren las políticas acomodaticias y reanuden la subidas de tipos.
En el caso específico de Europa Gurría consideró factible, sin embargo, que el BCE retrase o modere el ritmo de retorno a la normalidad si la desaceleración económica y su implicación en el empleo lo aconseja: «La verdad es que no lo descarto porque si se sigue confirmando esta ralentización los bancos centrales tendrá que pensarlo dos veces».
Su apuesta y defensa es, no obstante, diáfana en favor de «la normalización» porque lo que «no es normal es estén -los tipos- en cero o negativos». En este sentido subrayó la anormalidad que supone que «hasta hace poco, una tercera parte de los bonos de la OCDE estaban con rendimientos negativos» y aún continúen siendo históricamente bajos.