El relator especial de Naciones Unidas sobre el derecho a la salud, Anand Grover, culpó este miércoles a la ‘comida basura’ de la epidemia mundial de obesidad e instó a los países a hacer frente al «aumento alarmante» de muertes provocadas por enfermedades relacionadas con la mala alimentación promoviendo una serie de medidas, como la regulación de la publicidad y la comercialización de los alimentos poco saludables.
Grover presentó un informe ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, donde señala que unos 2.100 millones de personas tienen sobrepeso o están obesas y al menos 2,8 millones mueren cada año por ello.
«La culpable es la ‘comida basura’. Contiene altos niveles de azúcar, sal, gradas trans y grasas saturadas y esta ‘basura’ ha reemplazado por desgracia a alimentos saludables de nuestra dieta», añadió Grover en un comunicado.
Grover achacó a la ‘comida basura’ ser la principal responsable de las «tasas crecientes» de obesidad y de enfermedades no transmisibles en todo el mundo y recalcó que no se trata de un simple problema de salud pública o un problema médico, sino que «plantea un serio desafío a nuestra vida, nuestra salud y nuestros derechos».
Subrayó que las políticas de la globalización, la consolidación del mercado de las empresas transnacionales y las cadenas de supermercados, la «publicidad agresiva» de alimentos «ultraprocesados» y los cambios en los estilos de vida han impulsado «la transición social a las dietas poco saludables».
Para revertir la epidemia de obesidad, Grover instó a los Estados a cumplir sus obligaciones de derechos humanos no sólo con el suministro de alimentos nutritivos, sino también a través de medidas para reducir la carga de enfermedades relacionadas con la ‘comida basura’.
En particular, recomendó poner en marcha políticas multisectoriales para promover la disponibilidad y accesibilidad de alimentos sanos y nutritivos, elaborar directrices de alimentación y nutrición para una alimentación sana, garantizar la información precisa sobre la disponibilidad de los alimentos sanos, aumentar la conciencia sobre los alimentos más saludables, regular la comercialización y publicidad de la ‘comida chatarra’, promover el etiquetado de este tipo de alimentos y establecer mecanismos de rendición de cuentas por violaciones del derecho a la salud.
Grover destacó «el papel clave de la industria alimentaria para hacer frente a la tendencia nociva de alimentos poco saludables», a la que instó a abstenerse de actividades que menoscaban el derecho a la salud y cumplir con las leyes que disuaden de consumir alimentos poco saludables.