Naciones Unidas y sus socios han solicitado 4.200 millones de dólares (unos 3.800 millones de euros) para sufragar durante este año los gastos de las operaciones de ayuda para 10,8 millones de personas afectadas directa o indirectamente por la agresión militar lanzada por Rusia sobre Ucrania, de la que se cumplirán dos años este mes de febrero.
Unos 14,6 millones de personas, el 40 por ciento de la población, necesita ayuda humanitaria dentro de Ucrania, si bien el plan de la ONU se marca como objetivo llegar a 8,5 millones. Fuera del país, quiere ayudar a 2,3 millones de personas, tanto refugiados –en total 6,3 millones de ucranianos han cruzado las fronteras– como vecinos de las zonas de acogida.
La situación es especialmente preocupante en las zonas cercanas al frente de combate, donde la población ha agotado sus recursos y tiene dificultades para subsistir. En regiones como Donetsk y Járkov, numerosas familias viven en casas dañadas sin suministros básicos, mientras los bombardeos constantes obligan a la población a pasar incluso días dentro de los refugios.
El secretario general adjunto de la ONU para Asuntos Humanitarios, Martin Griffiths, ha advertido igualmente de que «cientos de miles de niños viven en localidades en el frente de combate aterrados, traumatizados y privados de sus necesidades básicas». «Sólo ese hecho, debería alentarnos para hacer todo lo que podamos para llevar más asistencia humanitaria a Ucrania», ha reclamado.
Fuera de Ucrania, sólo la mitad de los niños ucranianos en edad escolar van a clase, mientras que una cuarta parte del total de refugiados tienen problemas para acceder a atención médica y entre el 40 y el 60 por ciento tienen empleo –dependiendo de los países–, a menudo con trabajos para los que están sobrecualificados.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, ha señalado que «aunque su mala situación ya no ocupe titulares, millones de refugiados siguen necesitando apoyo urgente», por lo que ha pedido ayuda y «oportunidades» para ellos, de tal manera que puedan vivir lo mejor posible hasta el «retorno voluntario».
«No deberían sentir que tienen que volver (a Ucrania) sólo porque no pueden llegar a fin de mes en el exilio», ha remachado.