La pandemia de COVID-19 ha aumentado la exclusión social de las personas con VIH, según SEISIDA

La pandemia de COVID-19 ha agravado algunos de los problemas de exclusión social de las personas con VIH y ha reducido el acceso a los servicios, según ha denunciado la doctora en Psicología Social y directora de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA), Mª José Fuster.

Estas son algunas de las conclusiones del primer estudio que ha evaluado la exclusión social de las personas con VIH en España, realizado por SEISIDA en colaboración con Gilead, y que se presenta como ‘Best Poster’ en el congreso de la Sociedad Europea del Sida 2021 (EACS2021, por sus siglas en inglés).

La exclusión social es un problema que afecta a una proporción relevante de personas con VIH, según Mª José Fuster, también coordinadora de este trabajo. «Antes de la pandemia de COVID-19 no había datos que midieran la exclusión social en personas con VIH. Ahora, un informe de la Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada) revela que el porcentaje de ellas en exclusión social supera al de la población española, que se estima en un 18 por ciento, y que la COVID-19 la ha exacerbado un poco más», ha señalado.

El VIH y la COVID-19 difieren en muchos aspectos, pero comparten importantes características: emergieron como infecciones pobremente conocidas y para las que no se conocía la prevención ni el tratamiento, se extendieron ampliamente por el mundo y han afectado de forma desproporcionada a los más vulnerables. Ambas, de acuerdo con ONUSIDA, han causado un profundo estrés en los sistemas de salud, de apoyo y en la economía.

La Unión Europea adoptó la inclusión social como uno de sus cinco objetivos en su Agenda 2020. Sin embargo, según la investigadora, menos del 40 por ciento de las PVVIH en España está socialmente incluidas. «En los seis meses transcurridos entre los brotes de COVID-19, la exclusión social de las personas con VIH evolucionó negativamente y socavó su calidad de vida», señala la doctora Fuster.

El estudio muestra, que, en conjunto, más de la mitad de las personas con VIH sufre algún grado de exclusión social, y más de un tercio (35%) está en situación de exclusión social de moderada a severa. «Las áreas más afectadas eran la privación material y la falta de participación social», señala Fuster, quien advierte de que se tiende a pensar en pobreza siempre que se habla de exclusión pero que «la falta de participación social» es un factor determinante en la calidad de vida.

Además, según la científica, «los grupos más vulnerables fueron las PVVIH expuestas a estigmas interseccionales». En este sentido, es de resaltar el papel de las ONG que están «respondiendo a las necesidades de las PVVIH a pesar de todo el estrés y el agotamiento sufrido».

En opinión de la doctora Fuster, el informe constata así que la pandemia de COVID-19 ha agravado algunos de estos problemas y ha reducido el acceso a los servicios. «Reducir la exclusión social es una cuestión de justicia social y salud pública», agrega.

PEOR ACCESO A LA ATENCIÓN MÉDICA

Por otro lado, según el estudio de percepción de las personas que viven con el VIH sobre la calidad de la atención médica y su impacto en la calidad de vida relacionada con la salud (encuesta RET), también desarrollado por SEISIDA en colaboración con Gilead, fomentar el conocimiento entre los profesionales sanitarios de Atención Primaria sobre las PVVIH, así como ofrecer un mayor apoyo a estas personas para que puedan hacer frente a diferentes problemas psicosociales y de comportamiento, son algunas de las principales cuestiones que deben abordarse para mejorar la atención médica de estas personas.

Los datos de esta nueva investigación, que también se presentó en EACS21 revelan que, en conjunto, más de un tercio (33,6%) de las PVVIH afirma que sus médicos de Atención Primaria «no sabían lo suficiente sobre su estado serológico» y el 30,7 por ciento no se sentía «cómodo» hablando sobre el VIH con su médico.

Además, casi el 24 por ciento de los participantes informó tener «dificultades para acceder a la atención médica», el 18 por ciento en el último año y principalmente por situaciones asociadas con la COVID-19.

En cuanto al estigma, la investigación ha visto que el 22,5 por ciento de las personas encuestadas afirmó que evitaba visitar a un médico y casi el 23,7 por ciento experimentó rechazo en el ámbito de la salud. Los hombres informaron de un menor rechazo en comparación con las mujeres y las PVVIH transgénero

Por último, el estudio muestra que aproximadamente el 15 por ciento de las PVVIH reportó la «necesidad y dificultad» de acceder a servicios para hacer frente a situaciones de estrés o acceder a apoyo psicológico, ayuda con la soledad y problemas de vivienda, entre otros. Sin embargo, detalla la autora del estudio, «el porcentaje casi se duplicó cuando consideramos a aquellas PVVIH que reportaron la necesidad de esos servicios, pero no intentaron acceder a ellos».