El impacto de la pandemia del Covid-19 en las finanzas públicas y privadas durante 2020 provocó que la deuda pública y privada a nivel mundial experimentará un incremento del 14% durante el año pasado, hasta alcanzar los 226 billones de dólares (195 billones de euros), según se desprende del informe ‘Monitor Fiscal’, elaborado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y publicado este miércoles.
Esta cifra supone un récord histórico no solo por haber llegado a esa cota. El incremento de 27 billones entre 2019 y 2020 también es el mayor alza anual registrado por el FMI. Este abultado incremento se debe en gran medida a los países avanzados y China, que contribuyeron al aumento en un 90%, mientras que los mercados emergentes y las economías de bajos ingresos apenas contribuyeron al alza con un 7%.
En términos relativos, la deuda pública escaló hasta el 99% del producto interior bruto (PIB) durante el año pasado, mientras que la deuda de los hogares creció al 58% y la de las empresas no financieras se elevó hasta el 99%.
«El incremento de la deuda pública en 2020 estuvo plenamente justificado por la necesidad de responder al Covid-19 y a sus consecuencias económicas, sociales y financieras», ha subrayado el director del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI, Vitor Gaspar, durante la rueda de prensa en la que ha presentado el documento.
«Estimamos que las economías avanzadas recuperarán la senda de crecimiento previa al Covid. El apoyo fiscal persistirá, pero el gasto, los ingresos y el balance primario se acercará gradualmente a su nivel anterior al Covid», ha añadido el técnico del Fondo.
La estimación del organismo multilateral es que la deuda pública se reduzca en un punto porcentual este año y otro punto adicional el que viene. Tras eso, se estabilizará en torno al 97% del PIB. «Los países tendrán que calibrar sus políticas fiscales de acuerdo a sus circunstancias únicas, incluyendo la ratio de vacunación y la fortaleza de la recuperación», ha apostillado el FMI en blog anexo al informe.
El Fondo también prevé que los países en desarrollo registrarán un aumento de entre 65 y 75 millones de pobres a finales de este año como consecuencia de la crisis desatada por la pandemia y sus frágiles finanzas públicas. Debido a esto, la entidad ha instado a esos países a incrementar «gradualmente» los ingresos fiscales cuando sea necesario y a mejorar la eficiencia del gasto.