La pandemia de coronavirus ha provocado algunos cambios en el consumo de drogas en Europa, reduciendo por ejemplo el consumo de drogas habituales en contextos sociales, como la cocaína o el éxtasis (MDMA), pero aumentando el de otras como el cannabis o las benzodiazepinas.
Es una de las conclusiones del Informe Europeo sobre Drogas 2020: Tendencias y novedades, publicado este martes por el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (EMCDDA), en el que la entidad analiza las consecuencias del confinamiento para hacer frente al virus sobre el consumo y el suministro de drogas en Europa.
Así, el documento señala que el impacto inicial de la crisis en os patrones de consumo fue «variado». La pandemia ha conducido a un «menor interés» de sustancias que son habituales en contextos sociales (cocaína o MDMA), pero ha elevado el consumo de otras como el cannabis o las nuevas benzodiazepinas.
Estas últimas sustancias «constituyen un motivo de creciente preocupación» puesto que no están controladas y son adquiridas en mercados ‘online’. El informe pone el ejemplo del Etizolam, un medicamento autorizado en la mayoría de los países que «parece estar disponible habitualmente en los mercados de drogas» y se ha relacionado con el aumento de muertes por drogas entre las personas que consumen opioides.
Más allá de cambios en los patrones de consumo, el texto describe que «numerosos servicios relacionados con las drogas se vieron obligados a cerrar o limitar su oferta» al principio del confinamiento. Pero después «lograron adaptarse e innovar» para ofrecer acceso rápido a sus sustancias.
Además, los grupos de delincuencia organizada adaptaron su ‘modus operandi’ para adecuarse a las restricciones de movilidad y empezaron a valerse de los mercados ‘oscuros’ en línea, de las redes sociales o de servicios de paquetería y entrega a domicilio.
Por ello ,el Observatorio teme que los nuevos modos de distribución y el impacto económico de la pandemia en las comunidades vulnerables «empeore la problemática situación que ya supone el abundante suministro de drogas».
«Aunque todavía hay que analizar el impacto a largo plazo de la pandemia, a corto plazo estamos percibiendo cambios, como un mayor interés en el uso de las tecnologías digitales y la innovación en el tratamiento de las drogas a través de soluciones de salud electrónica y móvil», ha resumido el director del EMCDDA, Alexis Goosdeel.
«No obstante, no debemos olvidar que, a medida que las repercusiones económicas de la crisis se hacen sentir, algunas personas de nuestras comunidades pueden volverse más vulnerables a los problemas de drogas y a la participación en sus mercados, lo que supone una mayor presión par nuestros servicios, que ya están en una situación de sobrecarga», ha advertido.
ESPAÑA, SEGUNDO PAÍS CON MÁS COCAÍNA INCAUTADA
Por otro lado, el informe subraya que la cantidad de cocaína incautada en la UE es actualmente «de las más altas jamás registradas», con más de 181 toneladas de esta sustancia incautadas en 2018. Bélgica ocupa el primer puesto en esta clasificación (53 toneladas), seguida de España (48 toneladas) y Países Bajos (40 toneladas).
En la misma línea, el Observatorio advierte de que los indicadores apuntan a una alta disponibilidad de esta droga y a crecimiento de su consumo en países donde antes era poco frecuente. Además, la pureza de la cocaína minorista ha aumentado constantemente desde 2009 y en 2018 alcanzó el nivel más alto de la última década.
Por todo ello, el documento concluye que la cocaína «desempeña actualmente un papel más importante en el problema de las drogas en Europa» y su mercado también «parece un importante impulsor de la violencia relacionada con las drogas».
También general preocupación la heroína, a pesar de que sigue registrando tasas bajas de iniciación y en muchos países han disminuido los nuevos tratamientos asociados a su consumo. Sin embargo, se ha duplicado el volumen de heroína incautada en la UE y también han crecido los casos en Turquía.
«Estos datos apuntan a la necesidad de una mayor vigilancia para detectar cualquier indicio de aumento en el interés de los consumidores por una droga asociada a graves problemas sociales y de salud», remarca el EMCDDA
VIGILANCIA SOBRE LAS NUEVAS FORMAS DE CANNABIS
Otro de los aspectos sobre los que pone el acento el informe es la «acuciante» necesidad de reforzar la vigilancia en el consumo del cannabis en un momento en el que están apareciendo nnuevas formas de esta sustancia (como concentrados o productos comestibles».
En este sentido, el Observatorio ha recalcado que la resina de cannabis y la hierba contienen actualmente el doble de THC que el que tenían hace apenas una década, al tiempo que ha recordado que esta droga desempeña un papel «importante» en los ingresos por tratamiento de drogodependencia.
En 2018, unas 135.000 personas iniciaron un tratamiento especializado de drogodependencia por problemas relacionados con el consumo de cannabis y, de esta cifra, unas 80.000 comenzaron el tratamiento por primera vez.