Las aves migratorias están especialmente adaptadas para encontrar su camino a través de distancias extremas que representan notables pruebas de resistencia. Ahora, los investigadores han descubierto una forma inesperada de que mantengan la calma durante esos arduos viajes, y son sus plumas de color más claro, según publican en la revista ‘Current Biology’.
«En casi todas las especies de aves, las migratorias tienden a ser más claras que las no migratorias –explica Kaspar Delhey, del Instituto Max Planck de Ornitología, en Seewiesen (Alemania)–. Creemos que la coloración más clara del plumaje se selecciona en las especies migratorias porque reduce el riesgo de sobrecalentamiento cuando se exponen al sol».
Según añade, «las superficies más claras absorben menos calor que las más oscuras, como puede atestiguar cualquiera que lleve ropa oscura en un día soleado. Esto sería especialmente importante para las migrantes de larga distancia que realizan extensos vuelos durante los cuales no pueden detenerse a descansar en la sombra», explica.
Delhey y sus colegas habían estudiado los efectos del clima en la coloración de las aves. Sus estudios anteriores mostraron que, en general, las aves de colores más claros se encuentran donde las temperaturas son altas y hay poca sombra.
Suponen que esto se debe, al menos en parte, a que el plumaje más claro de las aves les ayuda a mantenerse más frescas bajo el sol. Alrededor de esa misma época, los investigadores se encontraron con estudios realizados por otras personas que mostraban que algunas aves vuelan a una altitud mucho mayor durante el día en comparación con la noche.
«Como volar a gran altura es probablemente costoso, estos cambios requerían una explicación –dice Delhey–. Una posibilidad era que volar a mayor altura, donde hace más frío, compensara el calor absorbido por el plumaje cuando brilla el sol».
De ser así, se dieron cuenta de que otra forma de reducir el riesgo de sobrecalentamiento sería absorber menos radiación solar en primer lugar. Esto planteó la pregunta de si han evolucionado las especies migratorias con plumas más ligeras.
Para averiguarlo, cuantificaron la luminosidad general del plumaje (de 0 = negro a 100 = blanco) de todas las especies de aves, utilizando imágenes de aves del Handbook of the Birds of the World. A continuación, compararon los datos sobre la coloración con el comportamiento migratorio de las especies, controlando al mismo tiempo otros factores que se sabe que afectan al color del plumaje.
En general, los resultados muestran que las especies de aves son cada vez más claras a medida que migran más. Así, las aves residentes tienden a ser más oscuras que las migrantes de corta distancia. Los migrantes de corta distancia son más oscuros que las especies de aves que viajan más
lejos.
Delhey reconoce que una de las mayores sorpresas fue la consistencia del efecto en diferentes tipos de aves. Observaron el mismo patrón en aves grandes y pequeñas, y lo mismo ocurrió con las aves acuáticas y las terrestres.
Los resultados recuerdan una vez más el importante papel que desempeñan la temperatura y los factores climáticos en la evolución de la coloración de los animales, subrayan. También tienen claras implicaciones para entender los impactos del calentamiento global y las posibles respuestas evolutivas adaptativas, dicen los investigadores.
Delhey señala que son muchos los factores que influyen en la coloración de las aves y que los colores claros no son más que una de las muchas formas en que las aves migratorias pueden evitar el sobrecalentamiento.
Su equipo seguirá explorando las conexiones entre la migración, el clima y otros factores selectivos que conforman la evolución de los colores del plumaje en las aves. También sugieren, a la luz de los nuevos hallazgos, que los estudios futuros deberían comprobar directamente cómo las especies migratorias hacen frente a los desafíos de la termorregulación.