Lo recaudado se emplea para pagar los gastos que genera
Cultura, tradición, gastronomía y retranca… son los ingredientes fundamentales en todo carnaval. Desde críticas a los concejales del Ayuntamiento hasta a los ministros y el propio Gobierno español, en las canciones de las comparsas del carnaval de Moaña, en Pontevedra, nada de lo que ha pasado durante el año queda en el olvido. La policía, vecinos y hasta los curas del pueblo tienen presencia en las canciones que, muy minuciosamente, preparan las comparsas, grupos de amigos que cantan en los bares y festivales del pueblo, una tradición que comenzó en 1913.
Hoy – 6 de febrero- es el pregón, acto que da el pistoletazo de salida a 10 días de disfrute. Las cajas y tambores comienzan a afinarse para tocar e inundar las calles de ambiente festivo, y es que si una cosa tiene el carnaval moañés es que transmite alegría. Camine por donde se camine se escuchan estos instrumentos que hacen ‘saltar los huesos’ hasta de las personas menos animadas. Durante semana y media se olvidan los problemas y los moañeses y visitantes ríen y bailan al son de las ocurridas canciones que se preparan y ensayan durante cinco meses.
Y aunque la Comparsa D’elas (De ellas, en castellano) pregone “qué bien se vive en Moaña”, hay que viajar hasta el municipio para vivirlo en carne propia. Así ha hecho Diario Financiero, que siguió algunos consejos y en 2015 se metió de lleno en su vida carnavalera. Pero antes de que comience la fiesta hay mucho trabajo que hacer. Horas para decidir el disfraz, decidir a quién criticar…
Estas agrupaciones culturales tienen que hacer frente a una importante cantidad de dinero para cubrir todos los gastos que conlleva la festividad, y lo consiguen gracias a la colaboración de los locales y habitantes de Moaña, para los que estos 10 días son los mejores del año. Tanto es así que los colegios, universidades e incluso algunas empresas cuelgan el cartel de ‘Cerrado por carnaval’, y en aquellas que no lo hacen sus trabajadores piden vacaciones. Los mayores ingresos vienen de la publicidad. Las comparsas reparten folletos con sus canciones entre los clientes de los bares para que se lleven un recuerdo de ellas, las disfruten y se rían acompañados de una bebida. A cambio, estos clientes les ayudan con una pequeña cantidad de dinero, pocos euros pero al final de la jornada suman más de 50. No es mucha la cantidad, pero al final de los 10 días de carnaval alcanzan los 500 euros. Estos panfletos contienen también en su interior anuncios de los comercios del pueblo, publicidad que supone, por ejemplo a la D’elas, ingresos cercanos a los 1.500 euros.
Y es que el negocio que se genera alrededor de esta festividad es sobresaliente. Ganan los propietarios de los bares, que ven como su establecimiento se llena para ver actuar a estos grupos de más de 20 personas; las imprentas, que con las 13 comparsas con las que cuenta el pueblo hacen su agosto; y las costureras, que trabajan de sol a sol para confeccionar el disfraz de todos los integrantes de cada una de las comparsas.
Sin embargo, el dinero recaudado por estos grupos de amigos no es para fines lucrativos propios, aunque sí se llevan un pequeño caprichito. Y es que después de meses de trabajo y 10 días en los que la casa se pisa más bien poco celebran una bien merecida cena pagada con el dinero recaudado y que continúan generando negocio en los restaurantes moañeses, que ven como sus cajas engordan alrededor de 700 euros por cada una de estas comparsas.
En total, y sólo con publicidad y las donaciones de los clientes, las comparsas del carnaval moañés ganan 2.000 euros, a los que hay que sumar los 750 euros aproximadamente resultantes de la aportación que hacen todos los años los integrantes de las comparsas. De ellos, la mitad se emplea para pagar a la imprenta y los disfraces, con los que las modistas ganan una media de 1.500 euros por comparsa. El resto se guarda para el banquete de final de fiesta y los gastos del próximo año, y todo para preparar lo que para muchos moañeses es la mejor fiesta del año y la que esperan con más ansias porque, no es lo mismo contarlo que vivirlo.
El Ayuntamiento también colabora en la organización. “Económicamente lo aporta todo”, afirma el concejal de cultura de Moaña, Salvador Meira. Y es que preparar una semana y media de fiesta le supone alrededor de 14.000 euros. Con ellos se pagan las carpas, los generadores e iluminación, los premios del concurso de comparsas y las sardinas que años tras años son quemadas en el mar, un espectáculo de fuegos artificiales posterior al desfile y que pone el punto final a 10 días increíbles
INGRESOS EN EUROS
*No lo hacen todas las comparsas
PAGOS EN EUROS
Otras formas de obtener dinero
Las hay de todas las edades, desde la reciente creación hasta las que cumplen la mayoría de edad. Las hay también tradicionales al tema de obtener dinero, pero otras han innovado. Es el caso de ‘Sen tempo non era’, que en su primer año de carnaval ha vendido participaciones de lotería de navidad con las que obtuvo alrededor de 700 euros, dinero que, junto al de la publicidad, va destinado al pago de los libros a las imprentas, el de los disfraces y la compra de instrumentos.
No en todo hay beneficio
Pese a las cifras anteriores, el dinero es lo de menos para los carnavaleros y carnavaleras de Moaña. Tanto así que con los gastos del disfraz, la imprenta y la cena, las cuentas de algunas de estas comparsas se quedan a cero.
Pero es que lo importante para ellos es el espíritu, el ambiente que se vive por las calles y los buenos ratos con los amigos. Durante los 10 días las comparsas preparan alguna que otra fiesta, todas ellas pactadas para que una no coincidan entre sí y que todo el pueblo pueda disfrutar. La comparsa ‘Animodo’, por ejemplo, es experta en la materia, cada viernes de carnaval – 12 de febrero este año – monta una carpa en la que vende bebida y contrata grupos musicales que hacen bailar a los asistentes. Lo hacen para disfrutar, para que la gente se lo pase bien, y un ejemplo de ello es que el dinero que ganan es más bien poco. “Como asociación cultural, nuestra finalidad es fomentar la fiesta de carnaval y promoverla para evitar que se pierda”, explica Chispi Ríos, componente de Animodo. Aquí quien obtiene beneficios no son ellos, sino los proveedores de las bebidas.
Para los grupos siempre se echa una mano. “Intentamos contratar grupos de amigos o gente conocida para que salga más económico y los precios de las consumiciones siempre son populares para que la gente venga”, añade.
“Para nosotros no es negocio, sino una forma de fomentar el espíritu de carnaval en el pueblo”. Tanto es así que incluso sacan su lado más solidario y en la fiesta de este año organizarán «una recogida de alimentos para el comedor social de Moaña, de hecho ya lo habíamos hecho hace un par de años. Otras asociaciones de mujeres también participan haciendo dulces típicos de carnaval que son gratuitos para los asistentes”. Todo para ayudar a los demás, pasarlo bien y “hacer un festival en el pueblo para el pueblo”.
Yasmina Pena