Algunos directores de cine quieren que todo quede tan absolutamente perfecto en sus trabajos, que a veces caen en extrañas y obsesivas exigencias. Podría ser esto lo que le ha pasado a Darren Aronofsky durante el rodaje de su última película, Noé, que narra el pasaje bíblico del Diluvio Universal. Al parecer el director, fiel a su estilo hiperrealista, no permitía, entre otras cosas, que ni los actores, ni nadie de su equipo bebiese agua embotellada. Esto ha terminado por enfermar a Emma Watson, literalmente; la actriz llegó a intoxicarse por beber agua en mal estado. Todo ello, enfocado a que todo en la película sirva para plasmar el ambiente de aquella época.
Pero no es el primero ni va a ser el último, otros directores como Orson Welles, David Fincher o Michael Bay, también tienen fama de ser obsesivamente estrictos con todo, para conseguir que sus películas queden exactamente como ellos planean.
En el caso de Noé, habrá que esperar al próximo 28 de marzo para ver si realmente la cinta ha quedado tan bien, aunque todo indica que la obra va a ser un éxito.