El BCE parece estar atrapado entre su promesa de hacer lo que sea necesario, las expectativas del mercado y los datos económicos que sugieren una recuperación débil.
El debilitamiento de las expectativas de inflación y el escaso crecimiento del crédito en la eurozona no son buenos resultados dados los esfuerzos del BCE y su reciente decisión de extenderlos, aunque la política podría funcionar a medio plazo.
La estrategia del BCE se enfrenta a un número creciente de problemas, particularmente a los pagos inminentes de las primeras ORLP y la caída de la rentabilidad de los bancos debido al interés negativo de las reservas y a la baja del rendimiento de los bonos soberanos.
En estas circunstancias, sería deseable y necesario que el BCE reaccionara -en línea con las promesas de Mario Draghi- con el objetivo único de estimular el crédito. Para lograrlo, el BCE debe aceptar activos de riesgo como bonos corporativos y bonos emitidos por instituciones financieras en su balance. Para lograr que el nuevo crédito sea rentable y promover su crecimiento, podría dar un paso atrevido introduciendo un sistema que, con la ayuda de los gobiernos de los estados europeos, provea garantías de préstamo o compense parcialmente el riesgo de crédito. Un anuncio como este sería una sorpresa positiva para los mercados financieros, sin importar cuando se implementara (sea inmediatamente en Marzo o en una fecha posterior).
El BCE podría ahorrar tiempo y tomar una serie de decisiones en Marzo, aunque arriesgaría ahogarse en los detalles de una larga lista de medidas técnicas: recortar los tipos de interés de las reservas y ajustar el umbral sobre el cual se aplican, extender los términos y cantidades de las ORLP, reducir el umbral mínimo de aceptación para la calificación de crédito y para el rendimiento, adaptar la proporción máxima de emisión de bonos que el BCE puede mantener y ejecutar compras mensuales que no se cataloguen estrictamente dentro de la línea de la clave de capital del BCE. Sin embargo, aunque esas medidas serían útiles y efectivas a medio plazo, no representan una ruptura significativa con la estrategia llevada a cabo desde 2011.
Para impulsar la inflación se requiere más estímulo fiscal y coordinación entre los bancos centrales, le guste o no a Alemania. Hasta que eso suceda, el BCE se ve forzado a tomar la iniciativa en solitario.
Patrice Gautry, Economista Jefe de Union Bancaire Privée (UBP)