Las empresas del sector de las fintech no terminan de ganar notoriedad entre los consumidores y solamente un 32,6% de la población las reconoce en 2020, apenas dos puntos por encima de los resultados obtenidos un año antes a pesar de la intensificación del uso de las tecnologías por la pandemia del coronavirus.
Según se desprende del II Estudio Asufin sobre conocimiento y hábitos y uso de las fintech, los operadores financieros 100% tecnológicos que mayor aceptación tienen son los relacionados con pagos y transferencias, como Paypal o Transferwise, que usa un 89% de la población.
A bastante distancia quedan otros servicios como los agregadores, que permiten tener en una misma aplicación las cuentas de varios bancos, con un 38%, o los comparadores financieros, con un 26%.
De cualquier forma, la gestión online de las finanzas sigue concentrándose en las tareas más sencillas. Así, más del 90% de la población está familiarizada con la consulta de movimientos o la realización de pagos.
Este porcentaje desciende si se considera la gestión del ahorro, que es llevada a cabo de manera online por el 28% o la contratación de servicios de forma remota, que solo lo hace el 26%.
El estudio, realizado por Asufin, también revela que los tramos de edad más intensivos en el uso de los servicios fintech son los comprendidos entre 18 y 55 años, con porcentajes que rondan el 30%. Pasado ese umbral, la brecha se ensancha: hasta 65 años, pasa a ser del 25%, y a partir de esa edad baja al 19,9%.
La asociación destaca que las consumidores continúan confiando más en los bancos convencionales que en las grandes tecnológicas como Google, Apple, Facebook y Amazon a la hora de gestionar los datos personales que cedemos.
Algo más de la mitad de la población (51,63%) expresa su confianza en los bancos, frente al 37,24% que la deposita en las grandes tecnológicas. De hecho, el 76,56% no cedería más datos a segundas.
Sin embargo, los consumidores estarían dispuestos a ceder más datos si con ello obtienen una mejora en los precios de los servicios. En esta línea, hasta un 84% de los encuestados estaría dispuesto a ello, frente a un escaso 33% que valora una mejora en la calidad si con ello tiene que ceder más datos.