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Las relaciones de pareja de antes frente a los tiempos cambiantes actuales

En las últimas décadas, las relaciones de pareja han experimentado una transformación significativa. Lo que antes se consideraba un vínculo inquebrantable y para toda la vida, actualmente puede verse a través de una mayor flexibilidad y adaptabilidad.

Diferentes aspectos marcados por el ritmo de vida moderna, el desarrollo tecnológico y la transformación del modelo de familia, parecen dificultar en gran medida las relaciones de pareja. Por eso es de gran ayuda la orientación de expertos en la materia.

En esta oportunidad, la terapeuta Carmen Fernández Rivas, especializada en Disciplina Positiva para Familias, comparte una serie de datos de interés acerca de las fortalezas y debilidades de las parejas de antes en comparación con las que se forman en la actualidad.

En su programa online para parejas «Quererse +», menciona la importancia de cuestionar las creencias limitantes. ¿Podría explicar cuáles son algunas de estas creencias y cómo afectan negativamente a las relaciones de pareja?

Paralelamente a muchos aspectos cotidianos, existen ciertas ideas de fondo que hacen muchísimo daño. Son creencias limitantes, mitos o ideales de lo que creemos que es o no es una relación de pareja y lo que deberíamos esperar de ella gracias a libros, canciones, películas de amor y muchas otras fuentes culturales hemos absorbido una enorme cantidad de creencias limitantes, ideas y mitos que dañan muchísimo al auténtico y verdadero amor.

Por eso en mi programa online para parejas Quererse + me aseguro de que te cuestionas muchas de estas ideas que quizás te hayas «tragado» sin darte cuenta, porque son la fuente de muchos de los conflictos de pareja, si aprendes a romper esas ideas manteniendo en todo momento la conexión contigo mismo/a y con el otro, puedes afirmar con absoluta rotundidad que sabes gestionar y manejar los conflictos en tu pareja.

¿Qué beneficios trae una relación de pareja saludable no solo para los adultos, sino también para los hijos en caso de que los haya?

Es maravilloso porque, si os queréis, no hay por qué estar sufriendo todo el rato. Y, además, si tienes hijos, los niños aprenderán un modelo relacional que el día de mañana ellos mismos podrán incorporar: un legado de respeto, de mantener la conexión y de admiración mutua, incluso cuando hay diferencias es maravilloso encontrar en la pareja un/a amigo/a, un/a amante y una persona cálida a la que apetezca cuidar y que nos cuide.

¿Cómo influye la admiración mutua en una relación de pareja y por qué es importante mantener una relación de igualdad?

Todo eso está unido por la admiración, pues lo contrario puede llevarte continuamente a los «deberías», a querer cambiarle y eso es lo opuesto al reconocimiento y la aceptación.

No creas que eso es ponerle en un pedestal ante el que tú te arrodillas, ¡para nada! Una relación de pareja es una relación entre iguales, es decir, nadie es más que nadie, nadie tiene más derechos que nadie. Desde ese lugar de igualdad, podemos llevar la mirada a los talentos y valores que destacan en ambos y reconocerlos.

¿Podría hablar sobre cómo han cambiado las percepciones del matrimonio y las relaciones de pareja desde épocas anteriores hasta hoy? ¿Tiene alguna anécdota que le haga reflexionar en este ámbito?

Mi abuela me contaba que había tenido varios pretendientes y que uno de ellos fue a rondarla en caballo. Pero que a ella quien le gustaba era mi abuelo, se hicieron novios y se casaron para siempre, con todo lo que eso significa. Por esos años, hubo un eslogan de una marca de joyas que decía: “Los diamantes son para siempre”. Lo que querían era situar al diamante como símbolo imperecedero de amor y compromiso, y lo consiguieron. Porque eso significaba casarse, te quedabas con esa persona para toda la vida, no había otra opción, mis abuelos así lo hicieron.

Casi 40 años después, una marca de detergente sacó otro eslogan: “Busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo”. Durante esos años se produjo un cambio muy importante, en lo que concierne al fin del matrimonio, ya podía decidirlo la pareja, la separación de pareja empezaba a ser un fenómeno algo más común y existía el divorcio.

Así que ese eslogan me parece un buen resumen de cómo decidimos hoy la pareja que queremos tener a nuestro lado.

No es solo encontrar alguien que nos parezca mejor, dejar a nuestra pareja e irnos con la nueva persona. Si no que conforme vamos teniendo parejas, vamos creando nuestro mapa de ruta de las relaciones. Cada uno diseña el suyo; hay lugares que no queremos visitar, otros que nos encantan y algunos en los que podemos ser más flexibles.

¿Por qué es importante aceptar que no podemos cambiar a nuestra pareja y cómo podemos gestionar mejor nuestras expectativas en una relación?

Nos esforzamos en que el otro cambie, le explicamos nuestras razones, los beneficios para los dos, incluso nuestros límites, en teoría, infranqueables. Si lo conseguimos tenemos la sensación de que es porque hemos insistido y no porque quiera hacerlo en realidad, y si no lo conseguimos creemos que no quiere cambiar. Ninguna solución nos va a convencer.

No nos damos cuenta de que lo que el otro haga o deje de hacer está fuera de nuestro control. Su cambio no depende de nada de lo que tú hagas, digas, ruegues o amenaces. Sí podemos pedir un cambio porque algo no nos parezca bien, no es tragarnos todo lo que nos disgusta porque no haremos bien esa digestión. Pero no podemos hacer que el otro cambie. Así que siento decirte que no vas a conseguir cambiar lo que no te gusta de tu pareja.

Lo único que podemos cambiar en el otro es nuestra manera de mirarle. Es muy saludable dejar de tener el concepto de relaciones tipo Ikea, cuando ya me canso, me deshago de ella y lo cambio

En definitiva, las relaciones de pareja han cambiado mucho desde los tiempos de las abuelas hasta la actualidad. Sin embargo, su desarrollo en armonía continúa siendo fundamental para la conformación de familias emocionalmente saludables, cuyos miembros desempeñen un papel edificante dentro de la sociedad.

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