Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea retomarán este jueves el debate sobre la reforma de las reglas fiscales comunitarias, aunque han aplazado a diciembre su objetivo de cerrar un acuerdo, inicialmente previsto para esta reunión, a la espera de pulir las diferencias políticas y acercar posturas como las de Francia y Alemania, cuyo choque bloquea el pacto.
El calendario que maneja la presidencia española del Consejo retrasa ahora a diciembre –aunque estaba inicialmente previsto para la pasada reunión de octubre– su objetivo de arrancar la negociación ya sobre el texto legislativo, después de que varias fuentes diplomáticas hayan confirmado que no se presentará ningún borrador en la reunión del jueves.
Aunque la intención de la vicepresidenta segunda y ministra de Asuntos Económicos en funciones, Nadia Calviño, era alcanzar una posición negociadora en esta reunión, finalmente el debate se limitará a un documento de «aterrizaje» que acerque algunas de las posturas más alejadas entre los Estados miembro con vistas a la conclusión de un acuerdo antes de que acabe el año, ya que en 2024 expira la cláusula que mantenía congelados los límites de deuda y déficit desde la irrupción de la pandemia de Covid-19.
Fuentes comunitarias han explicado que esta nueva zona de aterrizaje incluye actualizaciones respecto al debate de los ministros en la última reunión en Luxemburgo, aunque varias delegaciones han señalado que todavía existe «margen de mejora», lo que complica salir la reunión del jueves con el respaldo político suficiente de cara a cerrar el expediente en la reunión del próximo 8 de diciembre.
Aunque existe una sensación común de que el nuevo documento para acercar posturas ha introducido mejoras, las capitales insisten en que todavía hay que avanzar en algunos puntos antes de llegar a un acuerdo que debe encajar en un calendario «bastante apretado» ahora que los ministros enfilan la «recta final» del año.
Los ministros tratarán de buscar un encaje para que el proceso legislativo que sigue a la adopción de posiciones del Consejo y el Parlamento antes del receso electoral que precede a las elecciones europeas de junio de 2024, lo que obliga a culminar las negociaciones durante el próximo mes de marzo.
No obstante, algunas posiciones se mantienen enrocadas desde la pasada reunión de Luxemburgo, en la que Francia y Alemania se emplazaron a impulsar un acuerdo bilateral que desbloquee su choque y sirva de base a un pacto global a Veintisiete.
Mientras que París propone centrarse en la sostenibilidad de la deuda teniendo en cuenta las diferentes situaciones de los países como «punto de partida», Berlín considera que «no es creíble que se reduzcan los niveles de deuda sin un déficit anual sostenible».
Así, el principal reto que afrontan los países es el de perfilar el modo en que los países con una deuda superior al 60% de su PIB garantizan una senda descendente que podrán diseñar los propios países, pero atendiendo a criterios comunes.
En su propuesta del pasado abril, la Comisión Europea planteaba que esta senda fiscal específica de cada Estado miembro tuviese un horizonte de cuatro años ampliable hasta un máximo de siete si estos se comprometen a realizar reformas o inversiones, aunque también está por concretar las condiciones en las que se daría esa prórroga.