Los bancos empiezan a abrir el grifo del crédito a los autónomos

El ICO continua siendo una alternativa residual para el colectivo

De continuar en esta línea la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos, Ata, estrenará nueva sede en septiembre con datos positivos para el colectivo al que representa. Durante el último trimestre el banco ‘dijo sí’ al 59,7 por ciento de los autónomos que pidieron crédito, seis puntos porcentuales más que en diciembre de 2.014. No obstante se redujo en casi dos puntos el de aquellos que visitaron alguna entidad bancaria para solicitar liquidez.

Así se recoge en el Barómetro del trabajo autónomo correspondiente al mes de Junio de 2.015 elaborado por Ata, y en el que han participado 1.000 autónomos. Otra de las lecturas que se extrae del informe es que el colectivo no necesita grandes cantidades para ‘salir adelante’ ya que el 44 por ciento de los créditos solicitados por el colectivo fueron inferiores a 18.000 euros.  Indicador que, por otra parte, pone de manifiesto la necesidad de que Gobierno y Administraciones impulsen nuevas líneas de microcréditos y  adapten la regulación de los mismos al modelo existente en la Unión Europea, mucho más flexible que la española y que no exige la aportación de garantías y avales.

Llama la atención el escaso éxito del ICO (Instituto de Crédito Oficial) entre el colectivo como alternativa para obtener financiación. El 67 por ciento de los autónomos encuestados por Ata afirma que, en los últimos cinco años, nunca ha acudido a la entidad pública, sin embargo el 60 por ciento de los que sí lo hicieron obtuvieron una respuesta positiva.

Menos IVA 

El IVA es otra de las cuestiones que más carga la mochila de los trabajadores por cuenta propia. Más del 55 por ciento tienen claro que preferirían que se bajase este impuesto antes que las cotizaciones sociales (40,02 por ciento) o el IRPF e Impuesto de Sociedades (25,3 por ciento).

Los analistas de Ata, también han preguntado por la posibilidad de adaptar el sistema de cotización a la seguridad social de los autónomos a sus ingresos reales. Medida que se viene demandando con gran intensidad por el colectivo y que además de reducir considerablemente la cuota mensual de algunos autónomos tendría efectos positivos su protección social, más concretamente en sus pensiones. En este punto llama la atención que el porcentaje de respuestas favorables (38,0 por ciento) sea muy parejo al de respuestas desfavorables (38,8 por ciento), lo que tiene su explicación en el más de 80 por ciento que pudiendo -por volumen de ingresos- elevar su base de cotización lo hacen por la mínima. Reservas que contrastan de forma paradójica con el casi 66 por ciento de autónomos que  sí estarían dispuestos a cotizar por formación, equiparando el sistema al de los trabajadores asalariados y así poder acceder a formación bonificada y continua.

Mejora la facturación

En declaraciones al programa Pulso Empresarial de Gestiona Radio, dirigido por Ruben Gil, el presidente de Ata, Lorenzo Amor ha destacado que en lo relativo a la facturación de los autónomos «estamos en niveles pre-crisis» y que hay «síntomas reales de recuperación en las perspectivas de contratación de los autónomos». No en vano, el barómetro recoge que 7 de cada 10 autónomos ha vendido o ha facturado más durante el primer semestre del año y el 54,3 por ciento de ellos percibe que su actividad crece a un ritmo de hasta el 10 por ciento. Cifras que hace prever que «el 50 por ciento de ellos termine este año con un mayor volumen de facturación».

A mayor facturación mayor contratación. Y así se traduce de los resultados, durante este semestre el número de activos con trabajadores a su cargo creció en dos puntos, pasando del 55,4 por ciento al 57,4 por ciento. El mayor avance se experimenta en aquellos que tienen previsto contratar nuevos trabajadores o lo han hecho en lo que va de año: más siete puntos por encima que en diciembre de 2.014 (del 35 al 42,3 por ciento).  La de cal viene acompañada por la de arena, ya que todavía hay un 26, 6 por ciento que prescindirá de algún trabajador los próximos seis meses por una caída de la actividad o por causas económicas.