Tratar de realizar una lista actualizada con los coches de los deportistas más famosos es, prácticamente, una misión imposible. Si bien su ‘flota’ de vehículos no alcanza la magnitud de la del sultán de Brunei (estimada en más de cinco mil vehículos, la mayoría de los cuales nunca ha llegado a utilizar), lo cierto es que la tendencia de los deportistas de éxito a hacerse con coches deportivos y de lujo está fuera de duda. El Aston Martin DBS y el Mercedes Benz SL55 de Rafa Nadal; el Hummer H2 personalizado de LeBron James, junto a su Porsche o su Ferrari F430; el Maserati Gran Turismo, el California T y el Ferrari FF de Fernando Alonso…
Aunque para qué vamos a engañarnos: a la hora de realizar un ranking, las principales posiciones estarán ocupadas en su mayoría por futbolistas, ya sea por los desorbitantes salarios y contratos publicitarios habituales en el mundo del balompié, o por la tendencia de sus estrellas a frecuentar los círculos más chics y exclusivos. David Beckham ha alternado en los últimos años su debilidad por la elegancia de los coches europeos por la practicidad y potencia de los grandes coches americanos. En su garaje conviven el exquisito diseño del Rolls-Royce Phantom, un Bentley Continental para uso familiar y un Cadillac Escalade, adquirido tras su traslado a Los Ángeles y con las dimensiones de un gran vehículo americano.
Pero la palma se la lleva Cristiano Ronaldo. El portugués es, posiblemente, el futbolista con el mayor número de coches en su haber; multitud de marcas y modelos con dos puntos en común: el lujo y la velocidad. Entre ellos brillan, por un lado, su Audi R8 y su Bugatti Veyron, uno de los coches más rápidos y costosos del planeta; y por el otro, al igual que Beckham, un Rolls-Royce Phantom destinado a las grandes ocasiones. Aunque el coche de Ronaldo que más titulares ha ocupado es, posiblemente, el Ferrari con el que sufrió un accidente en 2009, cuando todavía jugaba en el Manchester United, y que fue subastado tras el siniestro.
Son muchos los vehículos de lujo conducidos por grandes deportistas que han terminado en un desguace en los últimos años. Samuel Eto’o sufrió un aparatoso accidente con su Mercedes CL 500 cuando se dirigía a alta velocidad hacia un aeropuerto. Del mismo modo, el Porsche 4×4 de Alber Luque fue arroyado por un camión en 2006, cuando se encontraba parado el arcén, debido a un pinchazo. Tres años más tarde, Karim Benzemá estrelló su Lamboghini a la salida de una discoteca, y Ricardo Costa, central del Valencia, colisiono contra un árbol mientras conducía su Ferrari 599 GTB. Afortunadamente, existen profesionales dedicados a comprar y vender coches de todo tipo, también siniestrados, y no siempre es necesario recurrir a los desguaces o a subastas como la de Ronaldo.