Los costes laborales de las pequeñas y medianas empresas (pymes) ha crecido un 4,2% interanual en el tercer trimestre de 2024 y acumulan un subida del 18,1% desde 2019, lo que ha provocado efectos negativos sobre la rentabilidad, la productividad y el empleo, según el ‘Indicador Cepyme sobre la Situación de las Pymes Españolas’ elaborado por el Servicio de Estudios de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme).
Esta subida del último trimestre, que se reduce al 3% si se ajusta por el efecto de la inflación, ha supuesto el mayor ritmo desde junio de 2021 y ha mostrado una disparidad en función del tamaño de las compañías, ya que las pequeñas empresas han experimentado un incremento del 19,3% de sus costes laborales, frente al 15,3% que han soportado las medianas.
Por su parte, el coste de los insumos ha acumulado siete trimestres de descensos, donde ha destacado la reducción del componente energético en un 10,2% interanual en el último trimestre, aunque este descenso ha sido insuficiente para revertir el impacto acumulativo de los incrementos precedentes.
Sobre los servicios que utilizan las pymes, su precio medio ha mostrado incrementos interanuales de entre el 1,5% y el 2,2% desde hace seis trimestres, tendiendo las variaciones de los distintos tipos a hacerse más homogéneas.
Asimismo, los costes generales de las pymes han experimentado cuatro bajadas interanuales recientes para luego anotar dos leves subidas, pero han persistido un 26,8% por encima del nivel del tercer trimestre de 2020.
SUBIDAS DE MÁS DEL 20% DE TODOS LOS COSTES DESDE 2019
Si se compara el tercer trimestre de 2019, antes de la pandemia, con el correspondiente a 2024, la subida de los costes operativos generales para el conjunto de las pymes alcanza el 24,1%, siendo el 25,3% para las pequeñas y del 21,6% para las medianas.
A pesar de la moderación de la inflación, especialmente en el caso de la energía, el repunte anual de las ventas nominales en un 5% en el tercer trimestre (3,9% sin contarse la inflación) ha resultado también insuficiente para compensar los sobrecostes, puesto que los volúmenes vendidos por las empresas pequeñas han sido apenas 0,6% mayores que en 2019, mientras que en las compañías medianas han crecido un 14,5%.
REDUCCIÓN DE LA PRODUCTIVIDAD Y MENOS RENTABILIDAD QUE EN 2019
Asimismo, la productividad, entendida por la confederación como el volumen de ventas por empleado, ha encadenado siete trimestres de reducciones interanuales y se encuentra todavía lejos de las cifras prepandemia.
La rentabilidad de las pymes, por todo ello, se ha situado un 12% por debajo del nivel de 2019, con un mejor acceso al crédito bancario y un mayor número de concursos de acreedores.
Cepyme advierte de que en esta situación, las microempresas, aquellas con plantillas de menos de 10 trabajadores, «salen especialmente mal paradas», al ser más sensibles ante las medidas que afectan a los salarios, la contratación o la jornada laboral.
En el estudio se revela que, desde 2019, la cifra de microempresas ha caído un 1,9%, además de que el empleo se encuentra «congelado» en este momento, acentuándose en este tipo de empresas la «recuperación desigual» según el tamaño de las compañías.
Desde la confederación, se ha reclamado una moderación de los costes laborales y se ha reiterado la necesidad de pensar en las pymes a la hora de adoptar medidas económicas y procurar que estas alienten la ganancia de tamaño empresarial.
RECHAZO A LA SUBIDA DEL SMI Y LA REDUCCIÓN DE JORNADA
El responsable de Estudios de Cepyme, Diego Barceló, ha recalcado la «máxima» preocupación en la confederación acerca de la eventual reducción de la jornada laboral, una nueva subida del salario mínimo interprofesional (SMI) y la continuación de los aumentos de las cotizaciones sociales en 2025, porque «profundizaría» en las dificultades de las pequeñas, medianas y microempresas en un contexto que es, de por sí, «complicado».
Por último, el indicador de Cepyme sobre la actividad de las pymes se ha situado en 5,5 puntos en el tercer trimestre, lo que supone una mejoría del 6,3% en comparación al mismo periodo del año anterior.
El bloque de costes (4,4) fue el principal impulsor del medidor, debido de forma principal al término de la histórica senda alcista de inflación iniciada en el verano de 2021. De los cuatro componentes restantes, solo mejoró el de solvencia (5,0) y retrocedieron los de actividad (6,5), crédito (6,6) y competitividad (5,0).