El confinamiento para frenar el contagio por el Covid-19 noqueó el consumo en el segundo trimestre del año y provocó una caída insólita en el uso de los cajeros automáticos: la visita al terminal cayó un 51,79%, mientras que las compras abonadas con tarjetas se redujeron un 17,13%.
Son datos extraídos de las estadísticas del Banco de España, cuya publicación acumula un retraso de varios meses, lo que obliga a esperar para comprobar, como el propio organismo ha atestiguado en otros informes, la recuperación posterior en los medios de pago cuando se levantó el estado de alarma.
Pero las últimas estadísticas son reveladoras de la intensidad con que se frena el gasto y el consumo cuando se limita la movilidad de forma abrupta.
Entre los pasados meses de abril y junio, los dueños de tarjetas efectuaron 932.799 transacciones con su ‘dinero de plástico’, es decir, un 16,26% menos que en idéntico periodo del pasado año. Las cuantías pagadas con ellas cayeron aún más: un 17,13% interanual, con compras efectuadas por valor de 33.124,62 millones.
No hay parangón alguno a este comportamiento en las estadísticas que elabora el Banco de España desde el año 2002. El mayor revés tuvo lugar en la anterior crisis, con una caída interanual en las cuantías pagadas con tarjeta del 3,54% en el ejercicio 2009.
La situación fue aún peor en el uso directo del cajero para sacar dinero en efectivo, al coincidir con las férreas limitaciones a la movilidad y pese a que la mayoría de los bancos exoneraron a los no clientes de pagar comisiones por acudir a su red para facilitar este servicio.
Las visitas al cajero cayeron un 51,79%, hasta las 112.343 operaciones; y el dinero extraído se redujo un 34,98%, con 20.636,26 millones de euros. La dispar evolución prueba que el ciudadano sacaba más dinero en cada paseo al terminal.
Su desplome histórico contrasta con un primer trimestre donde el dinero sacado de cajeros también cayó, pero un 9,26%, mientras que las compras realizadas con tarjetas aún crecieron un 2,26%.
La pandemia, y con ella el estado de alarma, llegó cuando los pagos se aproximaban de nuevo a crecimientos de doble dígito favorecidos por el impulso del comercio electrónico y un recurso inferior al cajero por la penalización en comisiones y el creciente hábito a tirar directamente de tarjeta en lugar de efectivo.
No en vano, el dinero invertido en compras abonadas con tarjetas experimentó el pasado año crecimientos interanuales de entre el 8,23% y el 9,44% en todos los trimestres.
Curiosamente el número de lectores de tarjetas instalados en comercios no ha dejado de crecer pese al Covid-19 y las restricciones: en el primer trimestre del año contabilizaron un aumento interanual del 4,55% y en el segundo del 5,09%. A finales de junio, había más de 2,02 millones de lectores o TPVs instalados en España.
El parque de cajeros, sin embargo, sí cae un 1,65% interanual en el segundo trimestre, aunque se mantuvo estable en el anterior. Al cierre de junio había 49.976 equipos instalados.