Al arrancar el carbono atrapado en el suelo, los jabalíes liberan alrededor de 4,9 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono al año en todo el mundo, el equivalente a 1,1 millones de coches.
Un equipo internacional dirigido por investigadores de la Universidad de Queensland, en Australia, y la Universidad de Canterbury, en Nueva Zelanda, ha utilizado modelos de predicción de población, junto con técnicas avanzadas de cartografía, para determinar el daño climático que causan los cerdos salvajes en los cinco continentes.
El doctor Christopher O’Bryan, de la UQ, advierte de que la creciente población de cerdos salvajes en el mundo podría ser una importante amenaza para el clima.
«Los jabalíes son como los tractores que surcan los campos, removiendo el suelo en busca de alimento –explica–. Cuando el suelo es removido por los humanos que aran un campo o, en este caso, por los animales salvajes que lo arrancan, se libera carbono a la atmósfera. Dado que el suelo contiene casi tres veces más carbono que la atmósfera, incluso una pequeña fracción de carbono emitida por el suelo puede acelerar el cambio climático».
«Nuestros modelos muestran una amplia gama de resultados –precisa–, pero indican que lo más probable es que los cerdos salvajes estén desarraigando actualmente un área de entre 36.000 y 124.000 kilómetros cuadrados, en entornos de los que no son nativos».
Según resalta, «se trata de una cantidad enorme de tierra, y esto no sólo afecta a la salud del suelo y a las emisiones de carbono, sino que también amenaza la biodiversidad y la seguridad alimentaria, que son cruciales para el desarrollo sostenible».
Utilizando los modelos existentes sobre el número y la ubicación de los jabalíes, el equipo simuló 10.000 mapas de densidad potencial de cerdos salvajes a nivel mundial.
A continuación, elaboraron un modelo de la superficie del suelo alterada a partir de un estudio a largo plazo de los daños causados por los jabalíes en una serie de condiciones climáticas, tipos de vegetación y elevaciones que abarcan desde las praderas de las tierras bajas hasta los bosques subalpinos.
A continuación, simularon las emisiones globales de carbono derivadas de los daños causados por los animales en el suelo, basándose en investigaciones anteriores realizadas en América, Europa y China.
Nicholas Patton, estudiante de doctorado de la Universidad de Canterbury, apunta que la investigación tendría ramificaciones para frenar los efectos del cambio climático en el futuro.
«Las especies invasoras son un problema causado por el hombre, por lo que debemos reconocer y asumir la responsabilidad de sus implicaciones ambientales y ecológicas –señala–. Si se permite que los cerdos invasores se expandan en zonas con abundante carbono en el suelo, puede haber un riesgo aún mayor de emisiones de gases de efecto invernadero en el futuro.
«Como los jabalíes son prolíficos y causan daños generalizados, su gestión es costosa y difícil –subraya–. Su control requerirá definitivamente la cooperación y la colaboración entre múltiples jurisdicciones, y nuestro trabajo no es más que una pieza del rompecabezas, que ayuda a los gestores a comprender mejor sus impactos».
En su opinión, «está claro que todavía hay que trabajar más, pero mientras tanto, debemos seguir protegiendo y vigilando los ecosistemas y su suelo, que son susceptibles de sufrir especies invasoras por la pérdida de carbono».