Los mensajes de las urnas

En contra de lo que parece, los resultados electorales del 20D son una auténtica lección de democracia por parte de los españoles. Cuando menos se lo esperaba la clase política, los ciudadanos hemos vuelto a demostrar que nos importa el futuro de nuestro país. Y no, no me he vuelto loco y soy consciente de que el panorama que se abre a partir de ahora es ingobernable. Entonces, ¿por qué lo veo como una enseñanza? Pues porque envían una serie de mensajes muy claros a nuestros políticos.

Lo primero que debemos aprender de estos resultados es que piden a gritos autocrítica a nuestros gobernantes. Ni Rajoy, ni Sánchez, ni Iglesias ni Rivera convencen a los españoles para capitanear el país de cara a los próximos cuatro años. Al menos, con las ideas que han lanzado hasta el momento. Por lo que deberían abrir un proceso interno de reflexión para ver si falla el mensaje, el candidato o los dos.

Frente a la división de algunos, se busca la unidad. Durante los últimos años y, en especial en las últimas semanas, son muchos los partidos que han intentado recuperar la fractura entre los españoles. Izquierda frente a derecha ha vuelto al imaginario colectivo, en un anacronismo que estaba superado hasta la llegada de Rodríguez Zapatero a la presidencia del Gobierno. Una peligrosa bandera que, durante un tiempo estuvo a punto de triunfar, pero a la que le hemos dado carpetazo. Las urnas piden pactos, consenso y unidad entre azules, rojos, morados y naranjas.

El bipartidismo queda herido de muerte, pero puede sobrevivir. PP y Psoe tienen el 50 por ciento de los votos, aunque Podemos y Ciudadanos se instalan como auténticas alternativas de Gobierno. En especial la formación morada, que está muy cerca de comerse al PSOE como ya ha hecho en Navarra, Madrid, Valencia y Galicia –donde se sitúa como segunda fuerza más votada-.

Ahora bien, si uno mira lo que ocurre en el Senado, el mensaje es el contrario. PP y PSOE se imponen con claridad al resto. Es decir, sus votantes les abandonan para el Gobierno, pero les recuerdan que siguen ahí si vuelven a sus raíces. A no hacer experimentos. Los populares a un programa de centro derecha liberal y el PSOE deja de hacer de extrema izquierda y vuelve a la moderación.

Ahora bien, la configuración del Senado devuelve el protagonismo a esta ancrónica cámara. Si el PSOE formara un Ejecutivo de la mano de Podemos y los nacionalistas, tendrían enfrente un Senado gobernado con mayoría absoluta por el Partido Popular, garantizando el veto a toda norma contraria a la existencia de un gran pacto nacional.

Cataluña y el País Vasco han dado fuerza a la propuesta de Podemos: referéndum. O lo que es lo mismo, ambas comunidades quieren seguir en el seno de un régimen constitucional, pero revisando sus estructuras y dialogando para seguir juntos en un proyecto común tal y como ocurrió en 1978.

Escuchados estos mensajes, lo que pueda ocurrir a partir de ahora es toda una incógnita. ¿Gobierno de coalición? ¿De concentración? ¿Nuevas elecciones? Solo el tiempo lo sabe. Y ojo, porque éste puede ser el año de Felipe VI si sabe capitanear la situación. Pero es harina de otro artículo.

Arturo Criado

Director de Capital

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