Los salarios reaccionan mejor en las etapas de expansión que en los periodos de crisis

En épocas de bonanza los sueldos se elevan entre el 0,38 y el 0,48%

La reacción de los salarios en épocas recesivas es inferior a la que se observa en las fases expansivas. Esta es una de las conclusiones que se recoge dentro del Boletín Económico que el Banco de España ha publicado este jueves, quien asegura que los sueldos en términos reales son procíclicos, lo que significa que el coeficiente que relaciona la evolución de los salarios reales con la tasa de desempleo es negativo.

Así, durante una recesión, un aumento de la tasa de paro de un punto porcentual reduce los salarios en términos reales un 0,24 por ciento, mientras que en una época de expansión la respuesta es de entre el 0,38 y el 0,48 por ciento en función del nivel de desempleo. De esta forma, en las etapas iniciales de bonanza, cuando la tasa de paro es aún elevada, los salarios tienden a responder menos a la mejora de la economía que cuando el desempleo ha descendido por debajo de su promedio histórico.

No obstante, el Banco de España también advierte que esta respuesta cíclica es mucho mayor en otros países como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Italia o Portugal, en los que por cada aumento de un punto en la tasa de desempleo, los salarios reaccionan por encima del uno por ciento. Esto se debe fundamentalmente a la mayor duración e intensidad de la crisis iniciada en 2008 o a la introducción de las reformas del mercado laboral en 2010 y 2012.

Asimismo, los resultados muestran diferencias entre los periodos de recesión. En concreto, en la crisis de principios de los noventa, se estima una elasticidad del salario a la tasa de paro del -0,24 por ciento, cerca de la estimación obtenida para la segunda fase de la última crisis, del -0,26 por ciento. Sin embargo, en la primera fase de esta la respuesta de los sueldos al intenso deterioro de la situación económica fue del -0,14 por ciento. La mayor sensibilidad a partir de 2012 “estaría en línea con una mayor utilización por parte de las empresas de las posibilidades de ajustar las condiciones laborales a la situación económica que proporcionó el nuevo marco regulatorio”.

Este patrón general se mantiene cuando se analizan las diferencias entre los distintos tipos de trabajadores, en particular según la antigüedad o el tipo de contrato, “aunque la prociclicidad de los salarios es menor para los individuos con mucha antigüedad y con contrato indefinido, que, además, presentan una mayor asimetría entre expansiones y recesiones”.

Asun Infante