Luces, cámaras y… acción: la realidad del cine español

El séptimo arte facturó 518,2 millones de euros en 2014, un 2,3 por ciento más

“La cultura es la suma de todas las formas de arte, de amor y de pensamiento”, ya lo dijo el escritor André Malraux, y uno de esos artes lo configura el cine. Y es que el séptimo arte es una de las principales formas de entretenimiento de todos los habitantes de un país. Tal así que en España es la tercera actividad cultural más recurrente, elegida por el 54 por ciento de la población, según el Anuario de Estadísticas Culturales 2015, elaborado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Durante 2014, las salas de cine recibieron 88 millones de espectadores, un 11,8 por ciento más que en el año anterior. Esto les llevó a elevar su facturación un 2,3 por ciento hasta los 518,2 millones de euros. En total, se exhibieron 1.590 películas en 3.700 salas.

Es una de las actividades favoritas españoles, pero a la que afirman recurrir cada vez menos debido a su alto precio. Y es que esto último es uno de los aspectos que más importa a los amantes del cine. La cuestión en este punto es que cada sala impone los precios que cree convenientes y son varios los actores que participan en el negocio de reparto de ingresos.

Existen unos porcentajes fijos como el 21 por ciento del dinero que se lleva el Estado a través del IVA, o el tres por ciento que corresponde a las sociedades gestoras de los derechos de autor. El resto se convierte en una batalla de negociación entre los productores de las películas, las distribuidoras y las salas de exhibición, es decir los propios cines, con unos tantos por ciento que varían en cada caso.

Y es que el séptimo arte tiene una doble función: entretiene y contribuye al crecimiento económico. En 2012, las actividades culturales aportaron 26.031 millones a las arcas del Estado, lo que supone un 2,5 por ciento del PIB. Es por ello que su permanencia y cuidado son vitales para el conjunto de la sociedad.

Teniendo en cuenta estos datos, si la recaudación total para 2014 fue exactamente, según los datos que se facilitan en el propio portal del Ministerio de Cultura, de 518,2 millones de euros, el Estado habría recibido un total de 108,8 millones de euros y las sociedades de derechos de autor 15,5 millones.

Por su parte, el propietario de las salas suele percibir un porcentaje aproximado de 35 puntos sobre el dinero recibido, mientras que las productoras y las distribuidoras – que en algunos momentos pueden actuar bajo la misma figura- se quedarían el 41 por ciento restante, repartiéndose entre ellas, y dependiendo de la negociación, la cantidad que le corresponde a cada una.

Pueblos tocados por la mano de oro

Pero la aportación de la cultura a la economía no se queda ahí. Está ligada al turismo ya que son muchas las personas que visitan una zona motivadas por el rodaje de una película. Es el ejemplo de Leiza (Navarra), el pueblo donde se rodó la exitosa película española “Ocho apellidos Vascos”, que se ha convertido en 2014 en uno de los lugares más visitados de España.

El concejal de Ordenación de Monte y Turismo de Leiza, Juan Mari Barriola, afirma que a raíz de la película se ha notado un incremento en el número de turistas. “Fue un impacto positivo para el pueblo”, asegura en declaraciones a los medios. Tal así que incluso se han creado tours guiados que permiten conocer los rincones en los que se desarrolla la historia de Amaia y Rafa. “Hay días que vienen dos y tres autobuses”, afirma María Ángeles Intxaurrondo, la dueña del caserío Aspain-Txiki, la casa de Amaia.

Personas de todos lados de España y del extranjero quieren sentirse como los protagonistas de esta pelí- cula, que ha supuesto una verdadera lotería para Leiza y sus habitantes. Lo mismo ocurreen Zumaia, pueblo en el que se encuentra la ermita en la que se pretendían casar los protagonistas de la cinta, la ermita de San Telmo. Y es que este pueblo costero de 9.000 habitantes, y a pocos kilómetros de Zarautz, ha sido tocado por la mano de oro, convirtiéndose en un punto de referencia para el turismo del País Vasco. Según cuentan desde la oficina de turismo, la llegada de visitantes aumentó un nueve por ciento en 2014 respecto al año anterior.

Yasmina Pena/Adrián C. D’Aniello