Tras una guerra civil y una dictadura que duró 36 años, Juanito, como lo llamaban sus más cercanos para diferenciarlo de su padre Juan de Borbón, se convirtió con 37 años en Juan Carlos I. Era un trabajo para el que se preparó desde niño en el exilio. Una vez en España, don Juan Carlos fue la mano que juró acatar los Principios destinados a perpetuar el franquismo, la misma que juró la constitución que le convirtió en Rey y a España en monarquía parlamentaria.
En su carrera, uno de los momentos más duros los vivió con el gobierno de Calvo Sotelo en 1981 cuando la guardia civil siguiendo las órdenes del teniente coronel Antonio Tejero tomó el congreso de los diputados. Su papel en el 23 F hizo aumentar una popularidad que ya había ganado y a la que también contribuyó su estabilidad familiar, un capítulo en el que cuenta mucho el apoyo de su compañera la reina Sofía.
Sin embargo, la confianza «del pueblo» se ha visto truncada en los últimos años. Unos de los incidentes que más pesan en su curriculum es la operación de urgencia tras su accidente cuando estaba cazando elefantes en Botsuana. Su estado de salud y la probable imputación de su yerno, Iñaki Urdangarin, se han convertido en otras manchas en su expediente. Luces y sombres que hoy, en todo caso, bailan en esta nueva página que se escribe de historia.