Ya sabíamos que los Juegos Olímpicos de Inverno de Sochi estaban siendo especialmente polémicos. Hasta ahora, debido a la amenaza terrorista que sobrevuela la cita y que ha puesto en máxima alerta a las autoridades del país. De hecho, cerca de 100.000 militares, policías y agentes de inteligencia vigilarán este evento, que comienza el 7 de febrero y finaliza el 23 del mismo mes. Además el elevado coste, de 50.000 millones de dólares que le han costado al pueblo ruso las obras para poder celebrar el evento, también es un tema escabroso y preocupante.
Pero ahora hay un asunto más que ha generado el revuelo y las críticas en todo el Mundo. El alcalde de Sochi, Anatoli Pajomov, ha dado a entender que en su ciudad no hay personas homosexuales. Eso sí, ha asegurado que aquellos gays que visiten la ciudad, serán bienvenidos a los Juegos Olímpicos de Invierno, siempre y cuando respeten las leyes y no traten de «imponer sus hábitos».
Unas declaraciones que, como decimos, han sorprendido a muchos. Pero lo cierto es que no hace falta irse tan lejos. Un caso parecido lo tuvimos aquí en España. El entonces alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, bromeaba, allá por 2011, con que en su ciudad no había “palomos cojos”. La reacción ciudadana fue (a raíz de la iniciativa de un programa televisivo) demostrarle a Celdrán que se equivocaba, convocando la “Caravana de Palomos”. La primera se celebró el 9 de abril de 2011 y se ha seguido celebrando en los dos años siguientes.
Así que, visto lo visto, quién sabe si cuando llegue el buen tiempo a la fría Rusia, no llega también su particular caravana.