Merlin Properties obtuvo un beneficio neto de 512 millones de euros en 2021, lo que supone un crecimiento del 809% respecto al ejercicio anterior, gracias a la revalorización experimentada por sus activos inmobiliarios tras el fuerte impacto que provocó la pandemia en el valor de sus edificios en 2020.
En concreto, el valor bruto de sus activos cerró el ejercicio en 13.041 millones de euros, es decir, 239 millones más que un año atrás, principalmente por el mejor comportamiento de sus naves logísticas, frente a una ligera reducción en el valor de sus centros comerciales y una variación plana en oficinas y sucursales bancarias de BBVA.
Respecto a estas últimas oficinas bancarias, que tienen un valor en libros de 1.750 millones de euros, Merlin ya ha activado su venta, si bien BBVA tiene un derecho preferente para adquirirlas. En caso de no ejercitar este derecho, el consejero delegado de la socimi, Ismael Clemente, ha avanzado que las venderá a un tercero «tan pronto como sea posible».
En un encuentro con la prensa, Clemente ha manifestado la intención de la compañía de que a lo largo del año se entre en una situación de libre mercado, ya que el apetito «es muy fuerte». La venta permitiría reducir su endeudamiento, terminar su programa de desarrollo logístico, lanzar una recompra de acciones, repartir un dividendo extraordinario y acelerar su incursión en los data centers.
Sobre estos últimos activos, el ejecutivo ha avanzado que ya se ha conseguido la primera licencia para instalar un primer módulo de 3 megas en País Vasco, cuya construcción empezará en breve y ya se encuentra en conversaciones avanzadas para alquiler un 67% del módulo. La rentabilidad de estos data centers partirán desde el 11%.
Clemente también ha quitado peso a las discrepancias que saltaron a finales del año pasado en el seno del consejo de administración, que apuntaban a su destitución, afirmando que el equipo directivo a lo que se dedica es «a la gestión diaria». Tras haberse descartado ya en dos ocasiones su cese, el consejero delegado espera que esta situación «queda resuelta para siempre».
REDUCE LOS INCENTIVOS A INQUILINOS
En el plano operativo, las rentas brutas de 2021 ascendieron a 505 millones de euros, un 0,4% más, con un resultado bruto de explotación (Ebitda) de 377 millones de euros, un 3,2% superior. Los ingresos menos los gastos, sin tener en cuenta el efecto de la revalorización de los activos, resulta en un beneficio operativo de 273 millones de euros, un 4,1% por encima de 2020.
A medida que va pasando la pandemia, Merlin también va reduciendo las ayudas que lleva prestando desde el estallido del Covid-19 a los inquilinos de sus centros comerciales –que ya superan el nivel de ocupación anterior a la crisis sanitaria–, de forma que de los 24,9 millones en incentivos en 2021, solo 1,2 millones correspondieron al último trimestre del año, lo que explica el alza del Ebitda.
De cara a 2022, prevé mejorar en un 10% su beneficio operativo, hasta los 300 millones de euros, y desinvertir en torno a 200 millones de euros, mientras que no espera realizar ninguna compra significativa más allá de las oportunidades que puedan surgir.
También propondrá el reparto de un dividendo mínimo de 0,25 euros con cargo a 2021, lo que, unido a los 0,15 euros ya distribuidos, supondría un dividendo de 0,40 euros, superior a los 0,3 euros que entregó con cargo a 2020, cuando lo rebajó por un criterio de «prudencia» ante la pandemia, e incluso por encima de los 0,35 euros distribuidos en 2019. Con cargo a 2022, su intención es seguir elevándolo a 0,45 euros.
Tras los repartos del dividendos, el nivel de endeudamiento se situaba a cierre del ejercicio en 39,2%, frente al 39,9% anterior, con una posición de liquidez de 1.811 millones y con el vencimiento medio de la deuda en 5,3 años, toda vez que ya se ha repagado anticipadamente el bono de 548,3 millones con vencimiento en 2022 y cupón del 2.375%.